A lo largo de la vida nos vemos obligados a enfrentar diferentes situaciones que pueden provocarnos un desequilibrio y dar lugar a diferentes trastornos o problemas psicológicos.
Por suerte, cada día hay más personas conscientes de la importancia del autocuidado también a nivel emocional. Personas que buscan crecer, comprenderse mejor a sí mismas y a los demás, personas que solicitan la ayuda que necesitan sin ningún reparo. Desean mejorar su salud psicológica y enriquecer su vida. Otras personas, buscan incrementar su poder personal o mejorar su productividad. Y otras, simplemente acuden a terapia porque necesitan encontrar una relación de pareja que les funcione…
De hecho, cualquier comportamiento o situación humana de duda o malestar puede ser un motivo más que válido para acudir a terapia. Por ejemplo, los casos de baja autoestima o inseguridad, son situaciones que pueden ser fáciles de tratar pero sin embargo afectan gravemente la calidad de tu vida.
Muchas veces, las consultas se deben a una situación puntual que estás viviendo y que no sabes cómo gestionar. Generalmente son casos sencillos de tratar, en los que pronto retomas tu vida cotidiana con absoluta normalidad. Por ejemplo, muchas personas tienen dificultades para relacionarse con los demás. En la terapia, en pocas sesiones aprenden a mejorar y desarrollar estas habilidades.
Acudir a terapia por ansiedad, estrés o depresión es totalmente normal. Son los trastornos más comunes atendidos tanto en consultas privadas como en Atención Primaria. Este tipo de problemas te provocan un gran malestar y afectan profundamente a tu desempeño en todas las áreas de tu vida.
Lo cierto es que muchas personas no son conscientes de que sufren problemas psicológicos por lo que no solicitan ayuda. Otras, deciden resignarse a vivir con ese malestar. Por eso decimos que a terapia no acuden las personas que tienen problemas, ya que problemas los tenemos todos. Acuden los que son conscientes de que los tienen y quieren verdaderamente resolverlos.