La Terapia Gestalt es un enfoque terapéutico encuadrado dentro del movimiento de la Psicología Humanista, que se caracteriza por no estar enfocado exclusivamente en tratar enfermedades y patologías. Además se focaliza en el desarrollo del potencial humano y pone el acento en reforzar las cualidades positivas de la persona.
La Terapia Gestalt comparte con la Psicología Humanista la visión esperanzada del ser humano que tiende a su auto-realización, no como individuo enfermizo sino con recursos saludables para su desarrollo óptimo en el aquí y ahora: un tiempo presente y puntual despojado de absolutos e inmerso en una situación de relación con los otros y con el mundo.
La Terapia Gestalt, más que una teoría de la psiquis, es un abordaje terapéutico eficaz y toda una filosofía de vida donde prevalece la conciencia, el darse cuenta, la propia responsabilidad de los procesos en curso y la fe en la sabiduría intrínseca de la persona íntegra y completa para auto-regularse de forma adecuada en un medio cambiante.
El proceso terapéutico consiste en pasar de la necesidad de apoyarse en otro a la capacidad de apoyarse en uno mismo.
El enfoque de la Gestalt resulta novedoso y único por la manera en que se usan y organizan conceptos como el darse cuenta, el aquí y ahora, hablar en primera persona, la homeostasis, etc.
El foco del proceso terapéutico gira en torno a lo que la persona hace, cómo lo hace y para qué lo hace, solo así podrá producir cambios en su vida. Para cambiar una conducta es imprescindible tomar plena consciencia de cuál es la función que cumple en la vida de la persona.
En la Terapia Gestalt se antepone el proceso al contenido, el “cómo” al “por qué”; la espontaneidad al control; la vivencia o experiencia a la evitación; el sentir a la racionalización; la comprensión global de los procesos a la separación de los opuestos… Frecuentemente se trabaja con el cuerpo. Se trata de que la persona sienta, piense y actúe de una forma integrada y lo más armoniosa posible.
El criterio de éxito terapéutico no es la aceptación social, ni la cantidad de relaciones interpersonales, sino el aumento de la capacidad del paciente de poder darse cuenta y de tener un funcionamiento más eficiente.
En la Gestalt el terapeuta se considera un instrumento emocional, corporal, intelectual que transmite una determinada actitud vital en vez de practicar únicamente una técnica útil contra la neurosis. Un terapeuta gestáltico te enseña a aprender, no interpreta, ni condiciona, ni especula.
Te acompaña en tu proceso de autodescubrimiento. Te guía para que te enfoques en lo que te está sucediendo, estás pensando y sintiendo en el momento presente. Es activo, atiende a la conducta, al aquí y ahora en lugar del allá y entonces. Te enseña a observarte y a experimentar tus conductas prestando conciencia de las mismas, en lugar de decirte lo que ve de ti. Apoya lo sano y frustra las conductas neuróticas.
Entre los múltiples beneficios que te aporta la terapia Gestalt destacamos:
Nuestra manera de entender el trabajo psicoterapéutico es ayudarte a resolver tu malestar para que puedas alcanzar lo antes posible el bienestar que necesitas, mejorando tu calidad de vida de forma duradera. Este es nuestro cometido, y la responsabilidad y compromiso que elegimos tener contigo.
Entendemos la psicoterapia como una experiencia transformadora capaz de cambiar la forma de verte a ti mismo y a los demás y de relacionarte con ellos.
Para que puedas entender mejor lo que para nosotros significa hacer un proceso terapéutico, nos gusta comparar nuestro proceso con un viaje que te lleva a vivir una experiencia emocional verdaderamente reparadora.
El primer paso de nuestro particular viaje es hacer una evaluación. No pretendemos encasillarte en un determinado cuadro patológico, sino organizar la información que nos proporcionas para poder establecer el foco adecuado y las metas terapéuticas. El segundo paso del viaje es diseñar una buena planificación, saber dónde vamos y cómo llegar sin rodeos a nuestro destino. El tercer paso es la intervención terapéutica.
Antes de embarcarnos en lo que es un viaje difícil o complejo, para sentirnos más seguros y con la menor tensión posible y conseguir llegar a nuestro verdadero destino, es conveniente planificar y preparar adecuadamente todo lo necesario para acometer con éxito nuestro viaje:
Al finalizar el viaje, a través de ese vínculo sagrado de confianza y seguridad que hemos creado entre nosotros, habrás aprendido a identificar, legitimar, regular y manejar tus emociones, pensamientos y conductas de una manera más sana y beneficiosa para ti y para tus relaciones.
Este tipo de viaje, con este guía en concreto, te habrá proporcionado una mirada interior, un verdadero autoconocimiento, te habrá provocado reflexión y facilitado el cambio y la transformación interior. Te habrás llevado valiosas experiencias, herramientas y nuevos recursos perdurables en el tiempo que te preparan para afrontar las situaciones complejas que puedan darse en cualquier otro reto que decidas acometer a partir de ahora, solo o en compañía de otros viajeros. Sin darte cuenta, tú mismo, te habrás convertido en un gran guía.
Puede ayudarte a despejar tus dudas sobre si la terapia es para ti o no, conocer cuáles son las problemáticas más frecuentes que trabajamos diariamente en la consulta.
En nuestras sesiones de terapia vas a encontrar solución a tus problemas:
¿Te identificas con alguna de esas situaciones? Si es así, ya NO tienes que afrontarlo tú solo.
No olvides que, como tú, todos nosotros nos hemos encontrado en un momento dado en una situación difícil en nuestra vida, y hemos necesitado recibir asesoramiento de un experto que nos ayudó a mitigar nuestro dolor, a recuperarnos y a conseguir lo que verdaderamente necesitábamos.
Da igual si eres hombre o mujer, no importa tu edad, ni a qué te dedicas en la vida, tampoco importa si tienes más o menos dinero ni más o menos estudios. La buena noticia es que cualquier persona puede beneficiarse de la terapia.
Como regla general, cuanto más tiempo duran los síntomas más se agravan los problemas y más cuesta erradicarlos. Cuanto más interfieran en tu vida diaria, más necesitarás recurrir a un tratamiento profesional.
En la actualidad, cada vez más personas van a terapia y la psicología está ya en boca de todos. Hacer terapia resulta algo de lo más natural. Afortunadamente ya no se asocia con tener problemas mentales, sino con reconocer que a veces carecemos de herramientas suficientes para afrontar situaciones difíciles que todos vivimos.
Seguro que alguna de estas dudas o parecidas te surgen. Puedes resolverlas en nuestras preguntas frecuentes.
En ocasiones, hay algunas personas a las que acudir a la primera sesión de terapia les supone cierta vergüenza. Puedes creer que lo estás haciendo mal. Te puede entrar miedo o temor a ser juzgado. A que te consideren más débil o incluso loco…
Puedes cuestionarte si “otros son más capaces que tú”. Incluso puedes llegar a pensar que eres un “desastre” o que has “fallado” como madre, padre, hijo, amigo, esposo, profesional… por no haberlo podido solucionar por ti mismo.
De la misma forma que no sientes que has fallado cuando no puedes reparar por ti mismo el coche, hacer terapia tampoco significa que hayas fallado. ¡Nada más lejos de la realidad! Es justo lo contrario: Las personas más fuertes y valientes se forjan a base de enfrentar retos.
Es completamente lógico y normal que sientas nervios, y que al principio te cueste un poco, tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia. Nos pasa a todos.
Implica ponerte en manos de un desconocido y revelarle tus asuntos íntimos.
Tener el coraje de aceptar que necesitas ayuda es una señal de fortaleza y de inteligencia.
Involucrarte en una terapia demuestra que eres muchísimo más valiente, capaz y valioso de lo que tú crees aunque ahora no te sientas así. Y precisamente esto es una de las cosas que vas a poder averiguar y sentir en el proceso terapéutico.
Eres valiente por decidirte a venir, por atreverte a revelar tus asuntos íntimos, a descubrir lo que verdaderamente te sucede, por aceptar tus limitaciones, por reconocer tus carencias, por invertir tu tiempo y dinero para conseguir aquello que necesitas, por querer crecer y evolucionar, por hacer frente a tus problemas, por responsabilizarte en buscar soluciones eficaces, por no “echar balones fuera”, engañarte o culpar a los demás de tu malestar.
Una excelente manera de abordar tus temores es contarnos lo que te preocupa
Tener el arrojo de superar esa ansiedad inicial puede brindarte una sensación de alivio, coraje y optimismo.
Pedir ayuda es el primer paso en el proceso para que puedas sentirte mejor.
Vale la pena porque cualquier persona puede beneficiarse de un proceso terapéutico. Si en algún momento tu calidad de vida no es la que deseas, no cabe duda de que la psicoterapia puede ayudarte enormemente.