TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA.
Es uno de los problemas más habituales generados por la ansiedad.
Se caracteriza por sufrir durante un periodo de tiempo prolongado de al menos 3 a 6 meses una ansiedad elevada.
La característica principal en este trastorno es la manifestación de ansiedad y preocupación excesivas sobre una amplia gama de acontecimientos, abarcando el área laboral, escolar, familiar, personal, o las actividades diarias, incluso cuando hay pocas o ninguna razón para preocuparse. Entras en un constante estado de alerta ante algo negativo que pueda suceder, lo que se traduce en una permanente sensación de desasosiego e inquietud difícil de controlar que te causa un notable malestar junto con alteraciones psicosomáticas y acaba por deteriorar tu calidad de vida.
El trastorno de ansiedad generalizada tiene síntomas similares a los del trastorno de pánico, el trastorno obsesivo compulsivo y otros tipos de ansiedad, pero todos son trastornos diferentes.
TRASTORNO DE PÁNICO. ATAQUES DE ANSIEDAD.
Las crisis de pánico o crisis de angustia, son episodios de ansiedad aguda, con miedo o malestar intenso, acompañados de síntomas físicos y mentales que suelen aparecer bruscamente y alcanzar su máxima expresión en los primeros 10 minutos.
A veces, cuando experimentas una crisis, sientes preocupación y temor a experimentar nuevas crisis o a las sensaciones internas relacionadas con ellas. Cuando ese temor es lo suficientemente fuerte para provocarte emociones y comportamientos contraproducentes, o que alteren tus actividades diarias, se considera que sufres un trastorno de pánico.
En el trastorno de pánico se dan crisis de pánico repetidas, algunas de las cuales son inesperadas y no son debidas a sustancias, fármacos, a una enfermedad médica o a otro trastorno mental. Un trastorno de pánico que no recibe tratamiento adecuado suele evolucionar, viéndose complicado con otro trastorno llamado agorafobia.
TRASTORNO DE AGORAFOBIA
La agorafobia consiste en que aparece la ansiedad cuando te encuentras en lugares o situaciones donde escapar puede resultarte difícil o desconcertante o donde, en el caso de aparecer una crisis de pánico o las sensaciones internas temidas, puedes no disponer de ayuda. Puede presentarse con ataques de ansiedad o sin ellos.
Lo que te ocurre con la agorafobia es que sientes un gran temor en situaciones típicas como permanecer solo fuera de casa, estar en aglomeraciones, hacer cola, viajar en avión, en autobús, en tren, o automóvil. Y lo que haces es tratar de evitar por todos los medios estas situaciones. Resistes a costa de sufrir una gran ansiedad, o bien se hace indispensable para ti ir acompañado de una persona conocida para poder soportarlo.
En muchos casos, tener agorafobia se acaba convirtiendo en un estilo de vida insano. Acabas por resignarte a tu miedo, convirtiéndolo en el centro de tu vida, alrededor del cual gira todo tu mundo.
ANSIEDAD SOCIAL
Con la fobia social experimentas temor o miedo, de forma intensa y persistente, a las situaciones sociales, o bien, a las actuaciones en público, por temor a la evaluación de los demás o a mostrar síntomas de ansiedad que resulten vergonzosos o humillantes. Este miedo se puede manifestar en una amplia variedad de situaciones sociales, como al iniciar o mantener conversaciones, participar en pequeños grupos, entrar en lugares donde hay gente sentada, tener citas, asistir a fiestas, hablar con extraños, participar en reuniones, hablar con personas que tienen autoridad…
Lo que te ocurre es que tienes una preocupación constante y esto provoca una respuesta inmediata de ansiedad sobre todo cuando te encuentras en sociedad o en actos públicos que son los que más temes.
La ansiedad que sufres hace que te sientas más vulnerable e inseguro y transforma los actos sociales en algo cada vez más temido y más desagradable, disminuyendo a su vez tu autoestima y seguridad.
Cuando estas circunstancias se mantienen en el tiempo, provocan que evites todo contacto social, empeorando lentamente tu calidad de vida y generando depresión secundaria.
Es importante distinguir la fobia social de la timidez. La timidez es un rasgo de personalidad común y no constituye ningún trastorno ni patología.
TRASTORNO POR ANSIEDAD A LA ENFERMEDAD
Cuando padeces este trastorno te preocupas en exceso ante la posible existencia de una enfermedad porque malinterpretas síntomas físicos insignificantes o funciones corporales normales. La inquietud por la idea de padecer una enfermedad te provoca un gran malestar y angustia. Generalmente no existe ninguna relación fisiológica entre el estado de tu salud y los síntomas de ansiedad. Los múltiples síntomas no pueden explicarse completamente por la presencia de alguna enfermedad conocida o los efectos de una sustancia.
Es posible que te auto-examines en repetidas ocasiones. Por ejemplo, comprobando tu pulso, incluso varias veces al día, para ver si tu ritmo cardíaco es regular. Te asustas fácilmente por nuevas sensaciones corporales. Algunas personas buscáis atención médica con frecuencia mientras que otras os sentís demasiado angustiadas para buscarla.
Lo que es seguro es que la enfermedad ocupa un lugar central en tu vida y monopoliza tu conversación con los demás. A menudo investigas ampliamente el trastorno que piensas que puedes sufrir. Te alarmas fácilmente por la presencia de una enfermedad, incluso cuando son otros los que están enfermos.
Buscas repetidamente que sus familiares, amigos y médicos te tranquilicen. Tiendes a evitar situaciones que podrían provocarte más estrés como por ejemplo visitar a familiares enfermos. También puedes evitar actividades que temes que puedan poner en peligro tu salud como hacer ejercicio físico. Como resultado, puedes deteriorar tus relaciones personales y que se vea alterado tu desempeño laboral.
FOBIAS
El trastorno de ansiedad por enfermedad tiende a ser crónico.
En la fobia simple existen determinadas situaciones específicas que te provocan un intenso miedo o una respuesta de ansiedad inmediata.
En estos casos sientes un temor intenso y persistente hacia objetos o situaciones concretas. Aunque reconoces que este miedo es irracional y excesivo, en la mayoría de las ocasiones evitas situaciones como: conducir, viajar en avión, hablar en público, ir al dentista, las inyecciones, los espacios cerrados, los ascensores, animales inofensivos, fobia a la sangre, claustrofobia, etc.
El problema es que cuanto más evitas estas situaciones, más grande se hace tu miedo o temor. Esta evitación te puede provocar un malestar o sufrimiento muy evidente y también grandes limitaciones e interferir de forma significativa en las actividades cotidianas de tu vida, en tus relaciones personales, familiares, laborales y sociales.