Depresión

La depresión tiene cura

A lo largo de la vida nos vemos obligados a enfrentar diferentes situaciones que pueden provocarnos un desequilibrio y dar lugar a diferentes trastornos o problemas psicológicos. La depresión es la principal causa de discapacidad en el mundo y afecta a más de 350 millones de personas. Cada vez es más frecuente en nuestra sociedad. Una de cada cinco personas llegará a desarrollar un trastorno depresivo a lo largo de su vida, proporción que aumentará si concurren otros factores como enfermedades médicas o situaciones de estrés.

El bajo estado de ánimo, la apatía, la tristeza, la fatiga física, baja autoestima, la dificultad de concentración, la inseguridad para tomar decisiones, para poder disfrutar de un rato agradable o los problemas leves de memoria, son algunos de los síntomas más conocidos de la depresión.

Estos síntomas tienen graves consecuencias en tu funcionamiento diario, tanto en tu ámbito personal y familiar, como en el laboral. Las estadísticas revelan que, entre el 80 y el 90% de las personas en terapia, logran recuperar relativamente rápido su nivel de funcionamiento normal.

¿Qué es la depresión?

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que tiene consecuencias directas sobre el bienestar de las personas y su entorno. Es un trastorno emocional mantenido en el tiempo que se manifiesta a través de diferentes síntomas que afectan a tu desempeño en distintos niveles: emocional, conductual, cognitivo y somático. Esta problemática suele aparecer durante los primeros años de la vida adulta, aunque también puede afectar a niños y adolescentes.

Cuando tienes depresión te aíslas de los demás, ya que no encuentras placer en las relaciones sociales, y te vuelves incapaz de afrontar el día a día. Paulatinamente comienzas a pensar negativamente sobre ti mismo, sobre el mundo que te rodea y también sobre tu futuro.

La depresión es el resultado de las creencias irracionales y de la falta de refuerzo. Cuando estás deprimido no encuentras la motivación necesaria para actuar, por lo que te encierras en un círculo vicioso de inactividad que reproduce tu estado de ánimo depresivo. Además, sufres una serie de distorsiones cognitivas que te hacen ver el mundo bajo un prisma negativo, hasta que llega un punto en el cual no logras diferenciar entre su pensamiento y la sensación que éste te genera. Por tanto no eres consciente de que cada vez que confirmas tus pensamientos automáticos negativos, perpetúas ese estado.

Es frecuente que, aunque sí recuerdas probablemente el suceso negativo que originó tu depresión, en la actualidad ya no te des cuenta de la causa de tu tristeza ya que termina instaurándose como una forma de respuesta habitual, automatismo, ante los acontecimientos de tu vida.

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 donde podrás tratar cualquier asunto que te preocupe.

Síntomas de la depresión

Un síntoma es la forma que tiene tu cuerpo para gritar que algo no va bien.

Los síntomas que provoca la depresión tienen graves consecuencias en tu funcionamiento diario, tanto en el ámbito personal y familiar, como en el laboral.

Algunos de los síntomas más conocidos de la depresión son:

  • Somáticos: fatiga, falta de energía, dolor de cabeza, cambios en el apetito, problemas digestivos, malestar persistente, pérdida del deseo sexual. Son frecuentes los diversos problemas de salud ya que cuando padeces depresión sueles adoptar hábitos de vida poco saludables al no cuidar de ti mismo. A los problemas de insomnio se le suman la falta de ejercicio físico, por lo que tu salud termina resintiéndose. De hecho, la depresión te hace más vulnerable a sufrir diferentes enfermedades, desde la gripe hasta la diabetes y patologías cardiovasculares. También hace que percibas el dolor con mayor intensidad y también te hace envejecer más rápido. Además, la depresión afecta la respuesta inmune de tu organismo, provocando un aumento de la inflamación que termina dañando las células.
  • Cognitivos o mentales: pensamientos irracionales, dificultades para concentrarte, problemas de memoria, lentitud de pensamiento, dificultad para tomar decisiones y también ideas suicidas.
  • Emocionales: tristeza, ansiedad, sensación de vacío, pesimismo, desesperanza, sentimientos de culpa, inutilidad e impotencia, desconexión emocional. Padeces grandes dificultades emocionales, sientes progresivamente que la vida no tiene sentido, además tu autoestima disminuye, te sientes inseguro y pierdes la confianza en tus capacidades.
  • Conductuales: Son frecuentes los conflictos en las relaciones interpersonales. La depresión a menudo viene acompañada de movimientos lentos, volumen bajo de voz e incluso mutismo, llanto frecuente, agitación, inquietud, irritabilidad e impulsividad por lo que no es extraño que aparezcan roces o disputas en las relaciones interpersonales, las cuales contribuyen a que te aísles aún más.

El síntoma más típico de todos es la tristeza y los pensamientos negativos sobre el futuro y sobre uno mismo y los demás, pero cuando la depresión es más grave o bien está más avanzada te puedes llegar a sentir incluso desconectado de tus sentimientos, algo así como si estuvieses emocionalmente muerto.

Cuando los síntomas de la depresión son leves, pero se extienden en el tiempo, durante al menos dos años, hablamos entonces de DISTIMIA o trastorno depresivo persistente.

Es muy frecuente que tu rendimiento cuando estás deprimido se vea afectado sobre todo en la escuela o el trabajo. En estos estados es habitual que aparezca la ASTENIA. En cuando sueles referir que la vida se te hace cuesta arriba, hasta incluso las tareas más sencillas, como levantarte de la cama, lavarte o simplemente vestirte, pueden ser muy agotadoras y sientes que necesitas hacer un gran esfuerzo para llevarlas a cabo.

Otro síntoma muy común es la ANHEDONIA, que sucede cuando poco a poco también vas perdiendo el interés por las cosas que antes disfrutabas y abandonas tus aficiones al no encontrar ya disfrute en ellas.

Uno de los mayores riesgos de la depresión es el SUICIDIO. De hecho, el 60% de los suicidios que se cometen en el mundo están asociados con la depresión aguda. Cuando la depresión es severa, puedes llegar a tener ideas suicidas recurrentes.

Sueles pensar que los demás estarían mejor si te suicidases o que los obstáculos o problemas que tienes en tu vida son insalvables, por lo que no encuentras otra solución que terminar con tu vida. En otros casos, las ideas suicidas aparecen como resultado de un estado emocional muy doloroso, cuando crees que tu sufrimiento es insoportable y que nunca va a remitir. Las probabilidades de que te refugies en las adicciones, como el alcohol y las drogas, son elevadas.

Siempre es mejor buscar ayuda profesional al inicio de la problemática

 que esperar a que las dificultades sean demasiado graves.

 Te ahorras dinero, tiempo y sobre todo sufrimiento innecesario.

Los problemas no tratados suelen continuar y empeorar, y pueden generarte nuevos problemas. Por ejemplo, una persona que tiene ataques de pánico puede comenzar a beber más alcohol de la cuenta, con la esperanza equivocada de que éste la ayudará a aliviar su dolor emocional. Las consecuencias de no recibir el tratamiento que necesitas pueden ser peligrosas.

Causas de la depresión

Una de las causas más comunes de la depresión es haber sufrido traumas infantiles o haber estado expuesto crónicamente a situaciones estresantes en la infancia. De hecho, se conoce que la exposición durante los primeros años de vida a traumas agudos (trastornos en el apego) puede alterar el funcionamiento del sistema inmunitario, endocrino y nervioso, aumentando las probabilidades de sufrir depresión en la edad adulta.

Otras circunstancias importantes como la muerte de un ser querido o un cambio radical en la vida, son el factor que desencadena la depresión, en estos casos sería más propio hablar de un trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo. Sin embargo, también hay veces en que la depresión puede aparecer sin que exista una crisis que haya actuado como desencadenante.

Determinadas características de personalidad también aumentan la predisposición a sufrir un cuadro depresivo. Por ejemplo, las personas que tienden a malinterpretar los hechos cotidianos que viven, asumiéndolos como prueba de sus defectos personales, y aquellas que tienen un sentimiento de responsabilidad exagerado o se dejan vencer con facilidad por las adversidades, son más vulnerables a desarrollar una depresión. La tendencia al perfeccionismo, una sensibilidad extrema, una baja autoestima y las dificultades para lidiar con las críticas también aumentan las probabilidades de que la persona desarrolle una depresión.

Al ser la depresión el resultado de una combinación de factores genéticos, bioquímicos y psicológicos, se ha podido apreciar que algunas zonas del cerebro funcionan de manera diferente, sobre todo las áreas responsables de la regulación del estado de ánimo y el pensamiento. Así, los niveles de algunos neurotransmisores, como la norepinefrina, la serotonina y la dopamina son especialmente bajos en las personas que padecéis depresión.

La depresión provoca una disminución del volumen cerebral, sobre todo en la corteza prefrontal, que es el área principal que se encarga de la regulación emocional. La responsable es la proteína GATA1, que se activa en el cerebro de la persona deprimida, disminuyendo el tamaño de las neuronas y afectando la densidad de las dendritas.

Las mujeres sufren dos veces más depresión que los hombres. Estadísticamente se cree que una de cada siete mujeres experimentará un episodio de depresión en algún momento a lo largo de su vida. Por eso, se sospecha que en muchos casos puede existir un componente hormonal de base, tal es el caso de la depresión posparto y el trastorno disfórico premenstrual.

La herencia genética también influye en la aparición de la depresión. De hecho, el trastorno depresivo severo es hasta tres veces más frecuente en las personas que han tenido un padre o una madre que haya padecido un trastorno depresivo.

La terapia te proporciona un gran alivio para tu malestar o sufrimiento

¿Cómo es nuestro tratamiento para la depresión?

Si tienes depresión seguramente habrás escuchado frases del tipo: “haz un esfuerzo y anímate”, “no es para tanto”, “estás así porque tú quieres” que es probable que te hagan sentirte, si cabe, aún más incomprendido o lo que es peor, como si fueras tú el “culpable” de lo que te sucede y como si tú no quisieras curarte.

Aunque la intención de quien te lo dice, no dudamos que sea de buen corazón, sin embargo afirmar este tipo de expresiones es contraproducente ya que no es conveniente minimizar tu estado de ánimo ni reducir la depresión a un simple problema de falta de voluntad.

Para superar una depresión hace falta mucho más, es imprescindible trabajar en las creencias y pensamientos que sustentan este trastorno. Por tanto no se trata para nada de que te “esfuerces” en aplicar la voluntad para “pensar en positivo”, sino de profundizar en los pensamientos irracionales y dañinos que son desadaptativos y que distorsionan, tiñen tu percepción del mundo. Es a través de un proceso terapéutico cómo se logra reconvertir esas creencias irracionales en pensamientos más realistas y saludables.

La depresión es diferente en cada persona por lo que antes de iniciar el tratamiento llevamos a cabo una evaluación clínica exhaustiva, valorando los síntomas que presentas, cuándo aparecieron, su intensidad y si hay algún hecho desencadenante. Abordamos todas aquellas situaciones que te generan sensación de vulnerabilidad, incapacidad, malestar o sufrimiento tanto a ti como a tu entorno.

Diseñamos un tratamiento personalizado para ti.

 Tú eres único y tu tratamiento también debe serlo.

Para que puedas superar tu depresión llevamos a cabo un abordaje integral del problema con tres tipos de medidas:

  • Psicoterapia: aproximación a la personalidad y a la conducta, con el fin de averiguar el origen de la problemática y mitigar tu depresión.
  • Socioterapia: medidas sociales que van a tener un efecto curativo.
  • Farmacoterapia: medicación sólo para los casos extremos.

Con nuestro tratamiento por fin vas a poder comprender lo que de verdad te sucede, explorar y averiguar las causas que provocan tu malestar y valorar las posibles vías para solucionarlo y recuperarte lo antes posible.

Nos interesa abordar el problema en su totalidad:

  • Afrontando los conflictos que pueden estar generando y manteniendo tu depresión.
  • Generando los recursos necesarios para mantener los logros obtenidos y prevenir recaídas futuras.

Ten en cuenta que el uso exclusivo de fármacos, trata únicamente el síntoma. Si no abordamos los factores que verdaderamente causan y mantienen tu depresión, ésta reaparece con la retirada de la medicación.

La psicoterapia para que esté bien hecha y sea efectiva tiene que provocarte experiencias emocionales reparadoras

Nuestra metodología particular para lograr una psicoterapia verdaderamente eficaz y duradera está basada en 3 pilares fundamentales:

  • Priorizamos el vínculo emocional. Somos expertos en crear contigo una alianza sagrada de auténtica conexión y confianza.
  • Provocamos cambios en el cerebro que reparan los desajustes y restauran tu equilibrio.
  • Sabemos dónde vamos y cómo llegar, para ello utilizamos tratamientos breves poniendo el foco terapéutico en encontrar soluciones eficaces.

Aplicamos técnicas innovadoras y más eficientes

que mejoran los resultados

 y reducen el tiempo de duración del tratamiento

Utilizamos métodos innovadores de curación, mucho más eficaces que los tradicionales, donde integramos la estimulación de los tres cerebros.

EMDR es una técnica súper eficaz para el tratamiento de la depresión. Mediante esta técnica podemos reprocesar e integrar de forma adaptativa las experiencias traumáticas o situaciones perturbadoras que te han removido o dañado a nivel emocional y que pueden estar asociadas a la aparición y el mantenimiento de esta patología.

Nuestro tratamiento para la depresión tiene en cuenta los aspectos inconscientes y emocionales.

Con la técnica EMDR logras modificar las creencias negativas que tienes sobre ti mismo, los demás y sobre el futuro, así como una disminución significativa de los síntomas de la depresión.

A nosotros nos gusta llamarla la técnica “mágica” porque gracias a ella, conseguimos que los cambios se produzcan a un nivel mucho más profundo aumentando por tanto la eficacia de la terapia y reduciendo el número de sesiones terapéuticas.

Con nuestra manera de abordar el trabajo psicoterapéutico

 no solo logras recuperar tu equilibrio funcional

 sino que fortaleces tu salud psicológica y emocional de forma duradera

En los casos más graves, en los que además del tratamiento terapéutico sea preciso recurrir a la medicación, ponemos a tu disposición un servicio de psiquiatría que se encarga de recetarte la medicación más apropiada para aliviar tu sintomatología y de llevar regularmente un control para ajustar la dosis de forma óptima.

¿Qué beneficios obtienes al salir de la depresión?

Con nuestro tratamiento para salir de la depresión logras:

  • Descubrir las causas y el origen de tu depresión.
  • Aprender a valorar las situaciones importantesde tu vida desde una perspectiva más lógica y realista.
  • Modificar los pensamientoso creencias irracionales, desadaptativas que sustentan la depresión.
  • Recuperar la autoconfianza y sanar tu autoestima.
  • Reconciliarte contigo mismo, aprendiendo a aceptarte tal y como eres.
  • Activar tus recursosy mecanismos internos de auto-curación.
  • Resolver todo aquello que está dañado en tu inconsciente y que te perturba impidiéndote vivir con cierta tranquilidad y seguridad.
  • Regular tu funcionamiento cerebraly tu estado de ánimo.
  • Superar la depresióny volver a disfrutar de la vida.
En el caso de que además del tratamiento terapéutico sea preciso recurrir a la medicación para poder avanzar más rápido, ponemos a tu disposición un servicio de psiquiatría que se encarga de recetarte el medicamento más adecuado y llevar regularmente un control del mismo para ajustar la dosis de forma óptima.
Recuperar tu equilibrio y bienestar es fácil
si cuentas con el apoyo psicológico adecuado

Pasos específicos que puedes dar para salir de la depresión

  • El primer paso consiste en informarte, averiguar qué te sucede y a qué te estás enfrentando en realidad.
  • Es esencial que adoptes hábitos de vida saludables. Por ejemplo, se ha demostrado que tan solo 30 minutos de ejercicios aeróbicos tres días a la semana, pueden aliviar considerablemente los síntomas de la depresión. No es obligatorio ir a un gimnasio, simplemente caminar a buen ritmo “moviendo el corazón” es suficiente, (no es un paseo viendo escaparates, recuerda que es un ejercicio aeróbico).También es imprescindible que duermas al menos 6 o 7 horas cada día (sueño reparador) y para ello deberás respetar las rutinas en los horarios para poder irte a la cama a la misma hora y no comer nada al menos aproximadamente 90 minutos antes de irte a dormir y beber, durante ese periodo, la menor cantidad de líquido posible, incluido el agua que tampoco se recomienda beberla antes de dormir.
  • Por último y muy importante es controlar y cuidar nuestra alimentación. Determinados alimentos pueden activar la producción de neurotransmisores como la serotonina, que estimulan la relajación y la sensación de bienestar, mientras que otros alimentos agudizan los síntomas de la depresión.

Es absolutamente imprescindible para el buen funcionamiento del cerebro llevar una alimentación rica en ácidos grasos omega 3, ácido fólico, triptófano y magnesio, es por ello que, al menos durante todo el tiempo que dure el proceso terapéutico, será esencial controlar la alimentación respetando estas propuestas en la mayor medida posible. Imagina por un momento lo qué ocurriría si no le echaras aceite a tu coche, ¿se griparía el motor?, pues algo parecido es lo que le sucede a tu cerebro cuando no cuidas tu alimentación. Es nuestra responsabilidad cuidar de nuestro cerebro, sólo tenemos uno y sólo nosotros podemos cuidar de él.

Te recomendamos la lectura del artículo “Alimentación sana para el cerebro que combate la depresión”.

La terapia es una experiencia reparadora que te cambia la vida
Al concluir el tratamiento consigues:

Herramientas para el futuro

Resultados duraderos

En el menor tiempo posible

Contacto

¿A qué podría parecerse hacer terapia? Imagínatela como un viaje reparador...

Nuestra manera de entender el trabajo psicoterapéutico es ayudarte a resolver tu malestar para que puedas alcanzar lo antes posible el bienestar que necesitas, mejorando tu calidad de vida de forma duradera. Este es nuestro cometido, y la responsabilidad y compromiso que elegimos tener contigo.

Entendemos la psicoterapia como una experiencia transformadora capaz de cambiar la forma de verte a ti mismo y a los demás y de relacionarte con ellos.

Para que puedas entender mejor lo que para nosotros significa hacer un proceso terapéutico, nos gusta comparar nuestro proceso con un viaje que te lleva a vivir una experiencia emocional verdaderamente reparadora.

El primer paso de nuestro particular viaje es hacer una evaluación. No pretendemos encasillarte en un determinado cuadro patológico, sino organizar la información que nos proporcionas para poder establecer el foco adecuado y las metas terapéuticas. El segundo paso del viaje es diseñar una buena planificación, saber dónde vamos y cómo llegar sin rodeos a nuestro destino. El tercer paso es la intervención terapéutica.

Antes de embarcarnos en lo que es un viaje difícil o complejo, para sentirnos más seguros y con la menor tensión posible y conseguir llegar a nuestro verdadero destino, es conveniente planificar y preparar adecuadamente todo lo necesario para acometer con éxito nuestro viaje:

  • Sabemos dónde queremos ir y por qué necesitamos hacer el viaje.
  • Determinamos si el viaje es completamente realista, teniendo en cuenta el tiempo, la energía y los recursos que disponemos, así como el nivel de riesgo.
  • Disponemos de un buen mapa de carreteras: nuestro tratamiento terapéutico.
  • Hacemos un balance de los puntos fuertes y débiles (tanto de los nuestros como psicoterapeutas como de los tuyos como cliente). Identificamos los aspectos problemáticos y los recursos potenciales con los que contamos para apoyarnos en ellos durante el viaje.
  • El trabajo de un guía es, entre otras cosas, conocer a la perfección todo lo relativo al viaje. Por eso, como guías, tenemos conocimientos específicos sobre viajar (especialmente somos expertos en cómo movernos por territorios poco conocidos o peligrosos). Nuestra profesionalidad y credibilidad como guías de viaje está asegurada.
  • Nos preparamos para todas las sorpresas y posibles incidencias que nos pudiéramos encontrar por el camino: como controles de carretera, desvíos y peligros (sabiendo de antemano cómo responder a todos ellos).
  • Nos preocupamos de disponer de todo lo que emocionalmente hace falta para resultar unos buenos compañeros de viaje, sin juzgarte, ni criticarte ni aconsejarte: haciéndote sentir seguro, comprendido, tranquilo, confiado, estimulado y en todo momento apoyado para que puedas aprovechar y nutrirte del viaje lo máximo posible.
  • Establecemos el ritmo necesario que es el adecuado para este viaje concreto.
  • Es más probable que no nos perdamos y que el viaje tenga éxito cuando se va acompañado de un guía experto en el territorio. No obstante, en el supuesto caso de que nos perdiéramos, sabemos lo qué debemos hacer exactamente.
  • El guía (psicoterapeuta) desempeñará un rol activo para evitar la dispersión y para mantenerse dentro de los límites del foco terapéutico que nos asegurará la llegada a nuestro destino.
  • Sabemos cuándo hemos llegado al destino o cuándo hemos hecho un recorrido “suficiente” para ti (teniendo en cuenta tus deseos de hasta dónde quieres llegar exactamente, evitando hacer un viaje terapéutico largo y profundo si no es eso lo que verdaderamente deseas).
Algunos viajes suponen descubrir un nuevo mundo interno y externo

Al finalizar el viaje, a través de ese vínculo sagrado de confianza y seguridad que hemos creado entre nosotros, habrás aprendido a identificar, legitimar, regular y manejar tus emociones, pensamientos y conductas de una manera más sana y beneficiosa para ti y para tus relaciones.

Este tipo de viaje, con este guía en concreto, te habrá proporcionado una mirada interior, un verdadero autoconocimiento, te habrá provocado reflexión y facilitado el cambio y la transformación interior. Te habrás llevado valiosas experiencias, herramientas y nuevos recursos perdurables en el tiempo que te preparan para afrontar las situaciones complejas que puedan darse en cualquier otro reto que decidas acometer a partir de ahora, solo o en compañía de otros viajeros. Sin darte cuenta, tú mismo, te habrás convertido en un gran guía.

La buena psicoterapia, como los buenos viajes, te transforma por dentro y se nota por fuera

Puede ayudarte a despejar tus dudas sobre si la terapia es para ti o no, conocer cuáles son las problemáticas más frecuentes que trabajamos diariamente en la consulta.

En nuestras sesiones de terapia vas a encontrar solución a tus problemas:

  • Cuando tienes un problema y no puedes parar de darle vueltas en tu cabeza y está interfiriendo en tu vida cotidiana.
  • Cuando te cuesta expresar lo que sientes y sólo lo racional te hace sentirte cómodo.
  • Cuando te sientes desbordado por tus emociones.
  • Cuando evitas todo lo que puedes los conflictos y prefieres ceder tú ante los demás.
  • Cuando te sientes insatisfecho y tienes la sensación de que te falta algo esencial para ti.
  • Cuando sufres con tus relaciones ya sean familiares, laborales, amorosas, sociales.
  • Cuando no consigues controlar tus impulsos.
  • Cuando te sientes aislado, criticado o rechazado por los demás. Cuando te sientes víctima.
  • Cuando sientes que “tú no puedes” y recurres a “depender compulsivamente” de otros.
  • Cuando te sientes inseguro, cuando te exiges demasiado o cuando no te gusta cómo eres realmente y tu autoestima se ve mermada.
  • Cuando te sientes confuso y te cuesta muchísimo tomar decisiones.
  • Cuando quieres aprender a resolver mejor tus conflictos internos y externos.
  • Cuando te cuesta decir no y sientes temor a que los demás se enfaden o te rechacen.
  • Cuando deseas aprender habilidades para relacionarte mejor con los demás porque te cuesta crear, mantener, posicionarte o romper relaciones.
  • Cuando has estado deprimido, ansioso, inseguro, bloqueado o enojado desde hace tiempo y ya no quieres seguir así más tiempo.
  • Cuando tienes problemas laborales, te sientes desmotivado, incapaz o sufres acoso laboral
  • Cuando lamentablemente padeces una enfermedad que interfiere en tu bienestar.
  • Cuando no te sientes bien contigo mismo porque ocupa demasiado espacio en tu vida la tristeza, el estrés, la ansiedad, el miedo, la preocupación o la vergüenza.
  • Cuando tu pasado te atormenta y tu futuro te asusta y te impide disfrutar del presente.
  • Cuando has perdido la ilusión por la vida y te cuesta disfrutar de las cosas.
  • Cuando atraviesas problemas puntuales como la pérdida de un trabajo, la crianza o la partida de los hijos. Cuando te enfrentas a una pérdida por la muerte de un ser querido. Cuando te encuentras en una situación de crisis vital. Cuando deseas perder peso y no lo consigues por ti mismo. Cuando te sientes abrumado por un nuevo empleo. Cuando te agobian en exceso las responsabilidades…

¿Te identificas con alguna de esas situaciones? Si es así, ya NO tienes que afrontarlo tú solo.

Si te acompaña un sentimiento de malestar o insatisfacción prolongado y resta tu calidad de vida, es el momento de plantearte que la terapia es para ti.

No olvides que, como tú, todos nosotros nos hemos encontrado en un momento dado en una situación difícil en nuestra vida, y hemos necesitado recibir asesoramiento de un experto que nos ayudó a mitigar nuestro dolor, a recuperarnos y a conseguir lo que verdaderamente necesitábamos.

Da igual si eres hombre o mujer, no importa tu edad, ni a qué te dedicas en la vida, tampoco importa si tienes más o menos dinero ni más o menos estudios. La buena noticia es que cualquier persona puede beneficiarse de la terapia.

Como regla general, cuanto más tiempo duran los síntomas más se agravan los problemas y más cuesta erradicarlos. Cuanto más interfieran en tu vida diaria, más necesitarás recurrir a un tratamiento profesional.

La terapia te proporciona un gran alivio para tu malestar o sufrimiento.

Propone soluciones para todo aquello que te resulta inquietante, agotador, aterrador, espantoso…

Supone una transformación inimaginable.

¿Tienes dudas o temores ante hacer terapia?

En la actualidad, cada vez más personas van a terapia y la psicología está ya en boca de todos. Hacer terapia resulta algo de lo más natural. Afortunadamente ya no se asocia con tener problemas mentales, sino con reconocer que a veces carecemos de herramientas suficientes para afrontar situaciones difíciles que todos vivimos.

Las grandes personas como tú, también necesitan sentirse apoyadas
A la hora de iniciar una terapia, te pueden surgir dudas como estas:
  • ¿Tiene solución lo que a mí me pasa?
  • ¿Es terapia lo que yo necesito?
  • ¿Voy a perder mi tiempo y mi dinero?
  • ¿Me van a cambiar mi personalidad?
  • ¿Creerán que estoy peor de lo que estoy?
  • ¿Voy a descubrir cosas que no sé si quiero saber?
  • ¿Acertaré con el terapeuta?
  • ¿Qué pensará el terapeuta de mí?
  • ¿Se enterará alguien de lo que cuento o será totalmente confidencial?
  • ¿Y mi familia y amistades, qué les voy a decir?
  • ¿Pensarán que estoy peor porque voy a terapia?
  • ¿Me juzgarán?

Seguro que alguna de estas dudas o parecidas te surgen. Puedes resolverlas en nuestras preguntas frecuentes.

En ocasiones, hay algunas personas a las que acudir a la primera sesión de terapia les supone cierta vergüenza. Puedes creer que lo estás haciendo mal. Te puede entrar miedo o temor a ser juzgado. A que te consideren más débil o incluso loco…

Puedes cuestionarte si “otros son más capaces que tú”. Incluso puedes llegar a pensar que eres un “desastre” o que has “fallado” como madre, padre, hijo, amigo, esposo, profesional… por no haberlo podido solucionar por ti mismo.

De la misma forma que no sientes que has fallado cuando no puedes reparar por ti mismo el coche, hacer terapia tampoco significa que hayas fallado. ¡Nada más lejos de la realidad! Es justo lo contrario: Las personas más fuertes y valientes se forjan a base de enfrentar retos.

Es completamente lógico y normal que sientas nervios, y que al principio te cueste un poco, tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia. Nos pasa a todos.

Implica ponerte en manos de un desconocido y revelarle tus asuntos íntimos.

Es una experiencia totalmente nueva que te puede conectar con tu vulnerabilidad, con una sensación de vergüenza y cierta minusvalía, conectarte con tus miedos, carencias e inseguridades.

A todos nos asusta mirar dentro de nosotros mismos, por eso tendemos a minimizar la gravedad de nuestros problemas.

Tener el coraje de aceptar que necesitas ayuda es una señal de fortaleza y de inteligencia.

Involucrarte en una terapia demuestra que eres muchísimo más valiente, capaz y valioso de lo que tú crees aunque ahora no te sientas así. Y precisamente esto es una de las cosas que vas a poder averiguar y sentir en el proceso terapéutico.

Las personas que acudís a terapia sois mucho más valientes, nobles y responsables.

Eres valiente por decidirte a venir, por atreverte a revelar tus asuntos íntimos, a descubrir lo que verdaderamente te sucede, por aceptar tus limitaciones, por reconocer tus carencias, por invertir tu tiempo y dinero para conseguir aquello que necesitas, por querer crecer y evolucionar, por hacer frente a tus problemas, por responsabilizarte en buscar soluciones eficaces, por no “echar balones fuera”, engañarte o culpar a los demás de tu malestar.

Una excelente manera de abordar tus temores  es contarnos lo que te preocupa

Tener el arrojo de superar esa ansiedad inicial puede brindarte una sensación de alivio, coraje y optimismo.

Pedir ayuda es el primer paso en el proceso para que puedas sentirte mejor.

Vale la pena porque cualquier persona puede beneficiarse de un proceso terapéutico. Si en algún momento tu calidad de vida no es la que deseas, no cabe duda de que la psicoterapia puede ayudarte enormemente.