Agobias a tu pareja con llamadas constantes. Le controlas en exceso sobre dónde y con quién va.
La dependencia emocional es un problema mucho más grave y frecuente en las parejas de lo que generalmente se cree. La dependencia afectiva conlleva una espiral de negatividad que origina otros problemas psicológicos como agresiones, continuas rupturas de pareja, cuadros depresivos, maltrato psicológico o físico, comportamientos obsesivos… Por ejemplo, una persona que tiene ataques de celos puede comenzar a beber más alcohol de la cuenta, con la esperanza equivocada de que éste la ayudará a aliviar su dolor y desesperación.
Se debe solucionar cuanto antes, ya que los problemas no tratados suelen continuar y empeorar. Las consecuencias de no recibir el tratamiento que necesitas pueden llegar a ser peligrosas.
La dependencia emocional es la necesidad intensa y desproporcionada de afecto que una persona siente hacia su pareja. Es una dependencia porque se traspasa la barrera del deseo lógico de vinculación, de amar y ser amado. Implica adicción hacia otra persona y se convierte en una necesidad desmesurada de estar con el otro y de recibir su atención. La dependencia afectiva se da cuando no logras tener responsabilidad completa sobre tus sentimientos y cuando tu autoestima y bienestar dependen de otras personas, sobre todo de una pareja.
Cuando sufres de dependencia emocional necesitas que tu pareja te brinde seguridad. Ves en el otro la seguridad que crees que a ti te falta. A menudo te sientes vacío y tratas de llenar con el otro tus propios agujeros o huecos. Además te sientes incapaz de poder poner límites al otro dentro de la relación, de respetar y definir tus propias ideas y proyectos. Te cuesta identificar las fronteras entre lo que tú necesitas y lo que necesita tu pareja. A menudo piensas que te abandonará si no cedes a sus deseos, necesidades, exigencias o peticiones.
Como dependiente emocional, tiendes automáticamente a idealizar en exceso a tu pareja, lo que provoca que te sientas inferior y que tu autoestima se dañe seriamente. A veces necesitas la presencia de tu pareja incluso para poder sentirte tranquilo y bien. Aunque la relación sea insatisfactoria para ti y sientas mucho malestar, haces todo lo que sea necesario para que ésta no se termine.
Hablamos de patología cuando la necesidad intensa de afecto termina por limitar la libertad personal de ambos miembros de la pareja. Las relaciones con dependencia emocional suelen ser casi siempre inestables, tóxicas y muy destructivas. Como dependiente emocional necesitas la atención constante de tu pareja incluso de manera obsesiva. Te lleva sin darte cuenta a renunciar a tu propia libertad con tal de estar con el otro y de poder sentir esa aparente felicidad.
Pones tu relación de pareja por encima de todo, incluso de ti mismo. Como no deseas que nada se interponga en tu relación, vas abandonando paulatinamente tus aficiones y actividades diarias. Abandonas incluso la compañía de otras personas importantes en tu vida, para así poder pasar cada vez más tiempo con tu pareja.
Además, es frecuente que ejerzas un control excesivo sobre tu pareja y no aceptes de buena gana que haga nuevas amistades o realice actividades sin ti. Demandas toda su atención para ti. Te invade el temor y la preocupación de que esas actividades le aparten de tu lado.
Por eso tu dependencia emocional afecta significativamente a tu pareja. Coartas seriamente su libertad, lo que le inhabilita para desarrollar una vida autónoma y satisfactoria.
La adicción al amor es la necesidad incontenible de tener pareja, y no tanto la dependencia hacia una persona concreta. El adicto al amor necesita depender de alguien, sin importar quien sea. La diferencia con el dependiente es que este último manifiesta su dependencia hacia un individuo en concreto.
El dependiente emocional se aferra a alguien en concreto, y hará lo que sea por mantener desesperadamente la relación con esa persona. Por el contrario, el adicto al amor lo que busca es mantener siempre la sensación de enamoramiento y no le importa cambiar de pareja si con ello cree que volverá a sentir esa primera fase de enamoramiento en la relación sentimental.
Si eres una persona emocionalmente dependiente, puedes reconocerte en muchos de estos comportamientos.
No soportas la soledad. Te da miedo porque te conecta con recuerdos dolorosos de abandono. Buscas con cierta desesperación a otra persona tras una ruptura para cubrir tu necesidad de compañía y afecto. Así te ves inmerso en una serie de relaciones de pareja fallidas en un intento desesperado de escapar de tu soledad con la compañía del otro. Para ti es mejor ser infeliz en pareja que estar solo.
Recuperar tu equilibrio y bienestar es fácil
Los rasgos más característicos de las parejas de las personas dependientes son:
Con frecuencia, las personas con dependencia emocional procedéis de familias distorsionadas, con padres fríos y distantes emocionalmente que probablemente también sufrieron en su infancia un abandono físico o emocional. Como no pudiste desarrollar un vínculo de apego seguro durante tu infancia, creces experimentando sentimientos muy ambivalentes, que después proyectarás irremediablemente de adulto en tus relaciones de pareja.
Es completamente lógico que si cuando eras pequeño te sentiste solo y desprotegido, de adulto experimentes ansiedad de separación, miedo al abandono y temor a quedarte solo. En esos casos, lo único que se te ocurre para lograr el cariño que tanto necesitas es someterte a los demás.
De niños tampoco os enseñaron a ser autónomos e independientes emocionalmente y por tanto de adultos seguís arrastrando esas carencias afectivas que no fueron satisfechas. Aprendisteis que para ser amados, necesitabais cumplir con las expectativas de los demás. Así, poco a poco os fuisteis convirtiendo en niños en búsqueda constante de atención. Os esforzabais por hacer las cosas bien para recibir la aprobación y el amor de los demás.
Otras veces se trata de personas que habéis tenido que enfrentaros a numerosos problemas desde pequeños. Habéis crecido con la creencia de que no merecéis ser felices, que tenéis que esforzaros por ganar el reconocimiento de los demás a toda costa para no sentiros rechazados.
Además de las experiencias deficitarias de cariño en la infancia, en la base de la dependencia emocional también se encuentra una interpretación distorsionada del amor. Es común entre los dependientes emocionales tener un modelo negativo de amor. Entendéis el amor como una admiración desorbitada, control, posesión y apego obsesivo, en lugar de un intercambio nutritivo que os enriquece a los dos en el que cada uno mantiene su individualidad y libertad. El amor sano no se basa (como nos han vendido en las películas) en dos medias naranjas que se necesitan, sino en dos naranjas enteras que se relacionan entre sí desde su plena singularidad.
Darte cuenta y asumir que eres emocionalmente dependiente no es nada fácil. Sólo cuando tomas conciencia del verdadero problema, puedes empezar a buscar soluciones. Lo más normal es que no sepas cómo afrontar este complejo problema. En estas situaciones, puede ser de mucha utilidad recurrir a un profesional experto que podrá asesorarte en función de cuál sea la mejor forma de proceder en tu caso concreto.
La mayoría de las veces la dependencia emocional provoca que tu relación de pareja se tambalee por lo que se hace necesario realizar terapia de pareja. El primer paso de nuestro tratamiento para que puedas superar tu dependencia emocional es hacer una evaluación detallada de tu caso. Es imprescindible conocer cuál puede ser el origen de esta problemática, ya que puede haber sido generado por factores biológicos, psicosociales y culturales. Conocer el origen nos permite ir a la raíz del problema y abordarlo eficazmente.
Aplicamos técnicas innovadoras y más eficientes que
mejoran los resultados
y reducen el tiempo de duración del tratamiento
Utilizamos métodos innovadores de curación, mucho más eficaces que los tradicionales, donde integramos la estimulación de los tres cerebros. A través de estos métodos podemos descubrir y reparar las heridas infantiles que generalmente suponen el origen de la dependencia afectiva. Aplicar técnicas revolucionarias como el EMDR nos permite transformar con mayor facilidad las emociones y creencias negativas que alimentan tu dependencia emocional.
El objetivo es ayudarte a superar tu dependencia para ello focalizamos nuestro tratamiento en:
Con nuestra manera de abordar el trabajo psicoterapéutico
no solo logras recuperar tu equilibrio integral
sino que fortaleces tu salud psicológica y emocional de forma duradera
Nuestra manera de entender el trabajo psicoterapéutico es ayudarte a resolver tu malestar para que puedas alcanzar lo antes posible el bienestar que necesitas, mejorando tu calidad de vida de forma duradera. Este es nuestro cometido, y la responsabilidad y compromiso que elegimos tener contigo.
Entendemos la psicoterapia como una experiencia transformadora capaz de cambiar la forma de verte a ti mismo y a los demás y de relacionarte con ellos.
Para que puedas entender mejor lo que para nosotros significa hacer un proceso terapéutico, nos gusta comparar nuestro proceso con un viaje que te lleva a vivir una experiencia emocional verdaderamente reparadora.
El primer paso de nuestro particular viaje es hacer una evaluación. No pretendemos encasillarte en un determinado cuadro patológico, sino organizar la información que nos proporcionas para poder establecer el foco adecuado y las metas terapéuticas. El segundo paso del viaje es diseñar una buena planificación, saber dónde vamos y cómo llegar sin rodeos a nuestro destino. El tercer paso es la intervención terapéutica.
Antes de embarcarnos en lo que es un viaje difícil o complejo, para sentirnos más seguros y con la menor tensión posible y conseguir llegar a nuestro verdadero destino, es conveniente planificar y preparar adecuadamente todo lo necesario para acometer con éxito nuestro viaje:
Al finalizar el viaje, a través de ese vínculo sagrado de confianza y seguridad que hemos creado entre nosotros, habrás aprendido a identificar, legitimar, regular y manejar tus emociones, pensamientos y conductas de una manera más sana y beneficiosa para ti y para tus relaciones.
Este tipo de viaje, con este guía en concreto, te habrá proporcionado una mirada interior, un verdadero autoconocimiento, te habrá provocado reflexión y facilitado el cambio y la transformación interior. Te habrás llevado valiosas experiencias, herramientas y nuevos recursos perdurables en el tiempo que te preparan para afrontar las situaciones complejas que puedan darse en cualquier otro reto que decidas acometer a partir de ahora, solo o en compañía de otros viajeros. Sin darte cuenta, tú mismo, te habrás convertido en un gran guía.
Puede ayudarte a despejar tus dudas sobre si la terapia es para ti o no, conocer cuáles son las problemáticas más frecuentes que trabajamos diariamente en la consulta.
En nuestras sesiones de terapia vas a encontrar solución a tus problemas:
¿Te identificas con alguna de esas situaciones? Si es así, ya NO tienes que afrontarlo tú solo.
No olvides que, como tú, todos nosotros nos hemos encontrado en un momento dado en una situación difícil en nuestra vida, y hemos necesitado recibir asesoramiento de un experto que nos ayudó a mitigar nuestro dolor, a recuperarnos y a conseguir lo que verdaderamente necesitábamos.
Da igual si eres hombre o mujer, no importa tu edad, ni a qué te dedicas en la vida, tampoco importa si tienes más o menos dinero ni más o menos estudios. La buena noticia es que cualquier persona puede beneficiarse de la terapia.
Como regla general, cuanto más tiempo duran los síntomas más se agravan los problemas y más cuesta erradicarlos. Cuanto más interfieran en tu vida diaria, más necesitarás recurrir a un tratamiento profesional.
En la actualidad, cada vez más personas van a terapia y la psicología está ya en boca de todos. Hacer terapia resulta algo de lo más natural. Afortunadamente ya no se asocia con tener problemas mentales, sino con reconocer que a veces carecemos de herramientas suficientes para afrontar situaciones difíciles que todos vivimos.
Seguro que alguna de estas dudas o parecidas te surgen. Puedes resolverlas en nuestras preguntas frecuentes.
En ocasiones, hay algunas personas a las que acudir a la primera sesión de terapia les supone cierta vergüenza. Puedes creer que lo estás haciendo mal. Te puede entrar miedo o temor a ser juzgado. A que te consideren más débil o incluso loco…
Puedes cuestionarte si “otros son más capaces que tú”. Incluso puedes llegar a pensar que eres un “desastre” o que has “fallado” como madre, padre, hijo, amigo, esposo, profesional… por no haberlo podido solucionar por ti mismo.
De la misma forma que no sientes que has fallado cuando no puedes reparar por ti mismo el coche, hacer terapia tampoco significa que hayas fallado. ¡Nada más lejos de la realidad! Es justo lo contrario: Las personas más fuertes y valientes se forjan a base de enfrentar retos.
Es completamente lógico y normal que sientas nervios, y que al principio te cueste un poco, tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia. Nos pasa a todos.
Implica ponerte en manos de un desconocido y revelarle tus asuntos íntimos.
Tener el coraje de aceptar que necesitas ayuda es una señal de fortaleza y de inteligencia.
Involucrarte en una terapia demuestra que eres muchísimo más valiente, capaz y valioso de lo que tú crees aunque ahora no te sientas así. Y precisamente esto es una de las cosas que vas a poder averiguar y sentir en el proceso terapéutico.
Eres valiente por decidirte a venir, por atreverte a revelar tus asuntos íntimos, a descubrir lo que verdaderamente te sucede, por aceptar tus limitaciones, por reconocer tus carencias, por invertir tu tiempo y dinero para conseguir aquello que necesitas, por querer crecer y evolucionar, por hacer frente a tus problemas, por responsabilizarte en buscar soluciones eficaces, por no “echar balones fuera”, engañarte o culpar a los demás de tu malestar.
Una excelente manera de abordar tus temores es contarnos lo que te preocupa
Tener el arrojo de superar esa ansiedad inicial puede brindarte una sensación de alivio, coraje y optimismo.
Pedir ayuda es el primer paso en el proceso para que puedas sentirte mejor.
Vale la pena porque cualquier persona puede beneficiarse de un proceso terapéutico. Si en algún momento tu calidad de vida no es la que deseas, no cabe duda de que la psicoterapia puede ayudarte enormemente.