Una pareja feliz no es aquella que no tiene conflictos, sino aquella que sabe afrontarlos y salir fortalecida de ellos. Hasta las parejas mejor avenidas y maduras pasan por momentos difíciles y tienen crisis. Todos vivimos el drama de la conexión y la desconexión en el amor. Lo cierto es que las relaciones amorosas no son negociaciones racionales sino vínculos emocionales. Todos tenemos la necesidad innata de tener a nuestro lado un ser querido que nos ofrezca conexión y consuelo emocional fiable y seguro.
A menudo las parejas intentáis solucionar vuestras heridas ignorándolas o tapándolas. Esto es un grave error porque los problemas no tratados suelen empeorar. Cuando estáis en crisis, inmersos en plena batalla campal, os sentís amenazados. A menudo caéis en la desconexión emocional, perdéis el amor que teníais y, sin desearlo, arruináis la relación.
Cuando perdemos la conexión con nuestra pareja, cuando no responde o se muestra emocionalmente distante con nosotros, se pone en peligro nuestra sensación de seguridad. Nos asaltan emociones como rabia, tristeza, frustración, miedo al abandono, a la soledad. Se nos dispara la amígdala (centro neurálgico del miedo) que nos impide pensar y nos provoca comportarnos irracionalmente.
Todos experimentamos miedo cuando tenemos desacuerdos o peleas con nuestra pareja. Para aquellos que tienen vínculos seguros es un fallo momentáneo y el miedo se neutraliza rápida y fácilmente. Sin embargo, para la mayoría de las personas, ese miedo puede ser realmente abrumador. Aunque no nos demos cuenta, nos encontramos desbordados por un miedo “primitivo”. Sentirte así te provoca hacer una de estas dos cosas:
Te vuelves crítico, agresivo, agobiante y exigente, reprochas, te quejas, te desbordas emocionalmente en un esfuerzo por conseguir el consuelo y la reafirmación de tu pareja. Quieres que te preste atención, que se ponga de tu lado, que te haga sentir valioso e importante. Sin embargo, tu actitud le hace sentir al otro que no le aceptas como es, que todo lo hace mal, o que nada es suficiente para ti; lo que provoca que se enfríe y se aleje más de ti. Precisamente provocas, sin quererlo, lo que tanto tratas de evitar a toda costa.
¿Te resuena esto? Si es así, entonces es probable que suelas adoptar el rol de perseguidor con tu pareja.
Te pones a la defensiva, distante, frio y racional para evitar que el otro te haga más daño. Te retiras física y emocionalmente en un intento por calmarte y protegerte, intentando mantener el control y que la relación no se estropee aún más. Te enfrías, racionalizas o bien te callas y te refugias en un duro silencio que al otro le desgarra porque siente que no es importante para ti, que no es tu prioridad. Todo ello lo provocas, aunque no quieras, a pesar de que no te des cuenta o no puedas evitarlo.
¿Te resuena esto? Si es así, entonces es probable que suelas adoptar el rol de evitador con tu pareja.
Ambos os sentís atrapados en un irremediable combate, en un ciclo de interacción rígido y negativo, que os engancha reiteradamente, donde el uno reprocha y exige y el otro se enfría y le evita. Al final sólo quedan acusaciones y actitudes defensivas. Cuánto más tiempo llevéis desconectados emocionalmente, más negativa se vuelve vuestra relación. Más se disparan estas pautas destructivas levantando un muro entre vosotros. Se ha convertido en algo tan automático e inevitable que ya no sois capaces de detenerlo por vosotros mismos. Necesitáis ayuda.
Cuando uno se encuentra emocionalmente solo, por mucho que esté en pareja, se siente en caída libre.
Sentirse solo en pareja implica experimentar uno de los sufrimientos más profundos que existen. Duele demasiado el no entender la razón de esa frialdad emocional. Es contradictorio, (una auténtica locura), el hecho de tener a nuestro lado a la persona que amamos y, sin embargo, no poder sentirla.
Y es que hay dramas que no necesitan golpes, ni palabras para que aparezca el dolor desgarrador. En realidad, la tristeza más espantosa ocurre en el silencio del día a día.
Por el contrario, tener a alguien en quien puedes confiar para encontrar conexión y apoyo, lo cambia absolutamente todo.
Cuando uno tiene una pareja receptiva, tiene un refugio seguro ante cualquier tormenta de la vida.
La terapia TFE nos ayuda a comprender lo que es realmente el amor.
Cómo construirlo y cómo hacer que dure.
A crear un vínculo seguro y estable.
A disfrutar de una relación amorosa verdaderamente satisfactoria.
El amor no es una fuerza misteriosa como nos han vendido, sino un código de supervivencia que tiene una lógica aplastante, que por fin ahora con la terapia TFE somos capaces de comprender.
Las relaciones de pareja son un baile de conexión y desconexión, de encontrarnos y retirarnos y volvernos a encontrar minuto a minuto y día a día. Son un proceso constante de sintonizar, conectar, acertar y equivocarte al interpretar las claves del amor.
La terapia de pareja supone un laboratorio de experiencias nuevo y enriquecedor en el que podréis construir sólidos cimientos, reparar vuestro amor y hacerlo más fiable y duradero.
Sufrimos porque NO nos quieren como necesitamos que nos quieran.
Sufrimos porque sentimos peligrar nuestra relación.
Sufrimos porque nos dejan, o porque dejamos nosotros de querer…
Con tantas variantes de sufrimiento amoroso, las sesiones de terapia resultan esenciales para aprender a manejar lo que tantísimo nos importa y nos desestabiliza, el amor.
Los problemas de pareja están muy presentes en nuestra práctica diaria, tanto en la modalidad de terapia individual donde acudes a tratar situaciones personales de pareja, que resuelvan tus dificultades amorosas; como en la modalidad de terapia de pareja, donde los dos acudís a sesiones para reparar vuestra relación y hacer crecer vuestro amor.
La terapia de pareja es una intervención terapéutica indispensable para todas aquellas personas que necesitáis:
Una relación de pareja es un vínculo afectivo y relacional basado en el compromiso mutuo y en el establecimiento de planes de futuro juntos; sin embargo, esos planes no siempre terminan materializándose. Además la convivencia, el paso del tiempo y la rutina son retos difíciles para todas las parejas y provocan conflictos que terminan dañando el vínculo amoroso. Por lo que mantener una relación de pareja duradera no es tan fácil de llevar a la práctica. De hecho, la frase “ya nada es igual”, es una de las más repetidas en las sesiones de terapia.
Con la terapia de pareja aprendéis a parar vuestro ciclo negativo, cuando os relacionáis de forma tan negativa. Sin querer que ocurra y probablemente sin daros cuenta, os ponéis a la defensiva y esto os conduce irremediablemente a una comunicación destructiva. La terapia os enseña a frenar y no volver a caer en ese bucle automático tan tóxico en el que caéis.
Vais a aprender a enfrentaros a vuestros conflictos y crisis para que podáis superarlos cuando éstos aparezcan de nuevo.
Es necesario que ambos aprendáis nuevas habilidades de comunicación y las pongáis en práctica una y otra vez hasta que podáis expresar vuestros sentimientos, expectativas y necesidades sin herir al otro, respetando su espacio, sus límites, individualidad y necesidades propias.
El proceso terapéutico os permite lograr un estado de equilibrio que os aportará:
Nuestro objetivo principal es salvar vuestra relación de pareja
Sin embargo, el proceso terapéutico también es muy útil para aquellos que tenéis claro que vuestra relación de pareja ya no tiene ningún futuro ni sentido alguno, y que sólo os está haciendo sufrir. Os ayuda a dar el paso definitivo con firmeza y seguridad, sin sentiros culpables, en el caso de que no os atreváis a separaros.
La psicoterapia os proporciona un espacio de desarrollo personal, de respeto y reconocimiento mutuo, donde juntos construimos una relación sólida. Durante el proceso terapéutico podréis afrontar vuestros problemas, solventar las disputas constantes y reparar vuestra relación de pareja estancada o en crisis.
La mayoría de las parejas venís a terapia porque discutís mucho. La realidad es que detrás de todas esas discrepancias, hay conflictos importantes sin resolver. En la terapia de pareja averiguamos el origen del problema por el cual vuestra relación no está funcionando.
Para descubrirlo, necesitamos profundizar en vuestra historia de pareja. Indagar sobre cómo os conocisteis, en qué momento de vuestras vidas os encontrabais, a qué renunciasteis por estar juntos.
Analizamos las experiencias vividas con vuestras familias de origen, qué tipo de relación manteníais con vuestros respectivos padres antes de estar juntos y cómo os relacionáis con ellos en el presente.
Exploramos el tipo de relación afectiva que mantenían vuestros padres cuando vosotros eráis niños, ya que inconscientemente todos interiorizamos el “modelo de amor” de nuestros padres y lo trasladamos a nuestra pareja actual. Podréis daros cuenta y comprender cómo repetís automáticamente en vuestra pareja los mismos patrones de relación rígidos que aprendisteis en vuestra infancia, como por ejemplo reprochar, exigir, evitar al otro.
No conviene olvidar que hasta las parejas mejor avenidas y maduras pasan por momentos difíciles y tienen crisis. La mayoría de las veces esto ocurre sin que ninguno de los dos lo deseéis o lo veáis venir, y sin que sepáis siquiera cómo evitarlo.
En la mayoría de las ocasiones, el amor todavía existe y es la relación la que está estancada o deteriorada. Puede ocurrir que el vínculo emocional entre vosotros esté muy desgastado, o incluso roto. En estos casos, no deberíais precipitaros. Es preferible no tomar decisiones impulsivas que lamentéis después. Durante el proceso terapéutico descubriremos lo que está ocurriendo verdaderamente en vuestra relación para poder resolverlo.
Tener en cuenta que no todos los problemas que os surjan en vuestra relación se tratan en una terapia conjunta de pareja. En ocasiones, es necesario que uno de los miembros de la pareja o ambos, haga un trabajo terapéutico individual porque ahí reside la clave para resolver el conflicto o malestar.
Iniciar una terapia de pareja os cambia la vida
La terapia de pareja proporciona una gran ayuda a las parejas que aún os queréis pero que sentís que vuestra relación no os resulta satisfactoria.
Los motivos más frecuentes suelen ser:
Hasta las parejas mejor avenidas y maduras pasan por momentos muy difíciles.
¿Os sentís tristes, enfadados o quizá distanciados? Cuando no sabéis bien qué hacer, o lo que intentáis no resulta efectivo, es posible que os sintáis frustrados y agotados.
No os desaniméis porque los problemas de pareja se pueden superar con ayuda de un especialista en pareja. Sobre todo se consigue cuando ambos tenéis interés en resolver vuestros problemas y sanar la relación.
Construir una relación segura y satisfactoria constituye un desafío, pero la recompensa merece la pena. Podéis cambiar el modo en que os relacionáis y sentiros mucho más cerca que nunca de vuestra pareja.
Lo más inteligente y eficiente es que busquéis ayuda profesional al inicio de la problemática. Retrasarlo sólo conlleva que las dificultades se agraven. Las consecuencias de no recibir el tratamiento que necesitáis pueden ser peligrosas. Los problemas suelen continuar y empeorar, y pueden generar nuevos problemas.
Porque cuando una pareja no logra resolver sus diferencias, conflictos o crisis, suele ocurrir que éstos se agravan cada vez más. Se cae en un ciclo negativo de interacción en el que ambos termináis adoptando automáticamente y sin poder remediarlo una actitud defensiva que conduce a una comunicación destructiva.
Empiezan las discusiones constantes y cada vez antes se convierten en descalificaciones. Surgen las peleas descontroladas e irracionales que erosionan el amor y el respeto.
Aparece el rencor, la desilusión, y las heridas se hacen más y más profundas hasta que irrumpe la frialdad.
Llega la indiferencia, levantáis un muro entre ambos y las expresiones de afecto o amor se reducen cada vez más, aumentando la insatisfacción. Las esperanzas se desvanecen y como resultado os dedicáis menos tiempo como pareja, con lo que la inseguridad y el temor a la ruptura crecen.
Llegados a este punto, os puede irrumpir la sensación de fracaso, desolación y pesimismo. Es normal que os sintáis incapaces por vosotros mismos de desarrollar nuevas maneras de relacionaros sanamente. Esto implicaría tener que dejar atrás comportamientos, actitudes, hábitos, expectativas y creencias negativas que arrastráis desde hace mucho tiempo.
Es natural que romper este ciclo negativo de interacción sin ayuda profesional os resulte demasiado complejo, pues ni siquiera vosotros sois conscientes de que estas conductas pueden ser una de las causas graves de vuestros problemas.
Es difícil romper la forma tóxica en la que os relacionáis sin un terapeuta de pareja porque lógicamente ambos estáis demasiado involucrados emocionalmente como para poder observar vuestro ciclo negativo que se dispara automáticamente y manejarlo con destreza. Como dice sabiamente la expresión “los árboles no te dejan ver el bosque”.
Por todo ello, en numerosos ocasiones es necesario recurrir a un psicoterapeuta de pareja, quien posee los conocimientos y herramientas necesarias para abordar y resolver las problemáticas eficazmente.
El proceso terapéutico os proporcionará los recursos psicológicos y emocionales apropiados y las herramientas necesarias que han servido a muchas otras parejas para que en lugar de centraros en evitar las crisis y los problemas, podáis estar preparados para afrontarlos y superarlos de forma emocionalmente inteligente, objetiva y madura.
A través de la terapia se crea el apoyo necesario para que la relación se cimiente sólidamente y podáis encontrar las fuerzas y energía para poder luchar juntos para afrontar la crisis y dar un paso más allá fortaleciendo la relación.
La terapia de pareja os ayudará a que podáis actualizar lo que hay de atrayente y de atractivo en vuestro compromiso de pareja actual. Se trata de redescubrir al otro en el aquí y en el ahora, explorar y construir juntos los nuevos significados, es volver a “emocionar” la relación, para que su paso por el tiempo vuelva a adquirir significado y sentido.
Y esto no se hace sometiendo o acorralando al otro, ni luchando contra él para que sea quien yo creo que necesito, sino arriesgándose cada uno en una iniciativa conjunta, a la confrontación y al cambio, atreviéndose a realizar los “ajustes creativos” necesarios que lograran transformar y enriquecer el vínculo amoroso.
Hoy en día ya no hay ninguna duda de que buscar ayuda profesional es la forma más adecuada e inteligente de enfrentarse tanto a los conflictos como a las crisis de pareja.
Os ofrecemos soluciones que funcionan.
Porque la solidez de nuestro enfoque terapéutico se basa en que encarna la nueva ciencia en el mundo de las relaciones afectivas. La terapia de pareja nos enseña a aprender la exquisita lógica del amor y las herramientas que lo hacen crecer.
Porque al igual que no todas las madres son iguales, tampoco todos los terapeutas somos iguales.
Porque la psicoterapia es un oficio desafiante que requiere tener esta habilidad innata y especial, ese don único que no se puede aprender en una universidad. Por fortuna, este don mágico es mi valor diferencial. Me distingue de otros profesionales, excelentes teóricos, que no consiguen crear ese vínculo reparador y especial, que tratan enfermedades en lugar de personas.
Nos elegís porque nuestra terapia de pareja no se centra sólo en hablar. En SoltarSaltar utilizamos técnicas avanzadas de última generación, mucho más eficaces, que proceden del cerebro límbico que tienen una influencia directa sobre el cuerpo y las emociones en lugar de utilizar exclusivamente el enfoque del lenguaje y la razón, a los que el cerebro emocional no es tan permeable.
Porque además del trabajo eminentemente práctico que realizamos durante las sesiones, os proponemos una serie de tareas para que realicéis en casa con el propósito de obtener que vuestra relación mejore sustancialmente a través del cambio individual que hacéis cada uno. Aprendéis a explorar nuevas formas de relacionaros que propician el acercamiento afectivo, fomentan la confianza, el respeto, la pasión, etc.
Porque hacer una buena psicoterapia de pareja requiere poner el foco de intervención sobre los patrones de interacción problemáticos que se dan entre vosotros, indagando sobre cómo las acciones de cada uno influyen en el comportamiento del otro, identificando así los orígenes de los problemas reales y poniéndoles solución logrando así transformar la relación conflictiva en una fuente de seguridad y amor. Debemos tener en cuenta que cuando las personas se unen para formar una pareja, sus interacciones son capaces de disparar la información no procesada de las experiencias de la familia de origen de cada uno o de sus relaciones anteriores como sus antiguas parejas, etc.
Confiáis en nosotros porque hacemos posible que cada uno sanéis vuestras heridas de apego inseguro que arrastráis del pasado. Para ello será necesario que construyamos un vínculo seguro y de confianza mutua para que puedan salir a la luz las necesidades de apego, expectativas y miedos que están ocultas en las dinámicas relacionales y puedan por fin ser reconocidas y satisfechas de forma que los dos os sintáis satisfechos y seguros en vuestra relación de pareja.
Porque buscamos reprocesar vuestras experiencias y reorganizar las interacciones para crear un vínculo seguro entre las dos partes de la pareja: la sensación de conexión segura. Logramos esa seguridad trabajando sobre la accesibilidad emocional mutua, la capacidad de respuesta y el compromiso.
Nuestro objetivo no es solamente crear relaciones sanas sino relaciones duraderas que florecen.
Recuperar vuestro equilibrio y bienestar es fácil cuando contáis con el apoyo psicológico adecuado.
Si necesitáis iniciar una terapia de pareja, os ofrecemos soluciones eficaces para afrontar y resolver los problemas inherentes a vuestra pareja.
Porque su base empírica y pragmática la convierte en la actualidad en una de las terapias de pareja con mayor efectividad.
Las investigaciones muestran la eficacia de este tratamiento a gran escala que se ha probado en diferentes entornos con resultados estables y duraderos en el tiempo.
La Terapia Focalizada en las Emociones (TFE) está revolucionando la terapia de pareja hoy en día en todo el mundo por su nueva visión científica del amor. Gracias a las innovadoras investigaciones de las relaciones íntimas podemos aprender la exquisita lógica del amor y las herramientas que lo hacen crecer.
Las parejas que aprendéis a crear un vínculo emocional seguro resolvéis más fácilmente vuestros problemas diarios.
La Terapia Focalizada en la Emociones (TFE) es integradora; pone la mirada en el interior de las personas y en las relaciones que se establecen entre ellas. Integra un enfoque intrapsíquico sobre la manera en la que las personas procesamos nuestras experiencias, (especialmente las respuestas emocionales orientadas al apego), con un enfoque interpersonal sobre cómo organizáis las parejas vuestras interacciones en patrones y ciclos.
La TFE se basa en la teoría sobre la vinculación afectiva. Recoge un enfoque humanístico para reestructurar la experiencia emocional y un enfoque sistémico para reestructurar las interacciones entre los miembros de la pareja.
El poder de esta terapia TFE para conectar y transformar las relaciones de pareja está empíricamente comprobado. Se producen cambios significativos que tienen un gran impacto en todos los aspectos de las relaciones.
La TFE postula que las relaciones amorosas no son negociaciones racionales sino vínculos emocionales. Lo que verdaderamente os ocurre a las parejas es que habéis desconectado a nivel emocional; ya no os sentís seguros emocionalmente con el otro. El amor romántico es una cuestión de apego y vinculación emocional. Necesidad innata de tener a alguien de quien depender, un ser querido que pueda ofrecer conexión y consuelo emocional fiable y seguro.
Las parejas que aprendéis a crear un vínculo emocional seguro resolvéis más fácilmente vuestros problemas diarios.
Por todo ello en SoltarSaltar consideramos que la terapia TFE es indudablemente el enfoque más eficaz para resolver vuestros problemas amorosos. Logra reparar el amor y hacerlo más fiable y duradero.
Porque este enfoque ofrece un mapa de los problemas y los puntos fuertes de las relaciones. Proporciona un conjunto consecuente de estrategias, objetivos específicos e intervenciones terapéuticas. El proceso de cambio se esquematiza en etapas y pasos concretos que posibilitan provocar los cambios positivos y el compromiso emocional necesario para poder crear un vínculo seguro en la pareja.
Porque como terapeutas TFE somos consultores de procesos que ayudamos a que las parejas reproceséis vuestras experiencias, particularmente la experiencia emocional de la relación.
Una nueva experiencia crea un tipo nuevo de diálogo, y este nuevo diálogo crea nuevos acontecimientos de interacción. Estos acontecimientos constituyen nuevos pasos e inician nuevos patrones en las interacciones de la pareja.
Como terapeutas TFE nos centramos en vuestras respuestas aquí y ahora, rastreando y expandiendo tanto las experiencias internas como los movimientos y los contra-movimientos de la interacción entre vosotros. El cambio se produce cuando ambos miembros de la pareja se experimentan a sí mismos en una sesión de forma diferente e interactúan de una manera nueva.
Porque con este abordaje desde la TFE, el terapeuta de pareja no va a ciegas, sino que conoce:
Porque la TFE permite al terapeuta de pareja tratar vuestros conflictos de un modo claro y conciso, según los elementos definidos por las últimas investigaciones sobre emoción, conflictos de pareja y bienestar conyugal.
Porque prestamos especial atención a vuestro mundo emocional, a menudo negado o falseado por ser considerado inadecuado, peligroso o simplemente por no saber cómo manejarlo.
Porque emoción y apego son los protagonistas principales en nuestro abordaje terapéutico.
Porque la TFE se basa en la teoría sobre la vinculación afectiva. Y la regulación del afecto es la base de la teoría del apego. La teoría del apego es la primera teoría sólida y sustancialmente validada sobre las relaciones de amor entre adultos. Somos mamíferos que creamos vínculos afectivos para sobrevivir. Esta teoría postula que la búsqueda y el mantenimiento de la conexión y el contacto son la motivación más importante del ser humano. El aislamiento es traumatizante. Las necesidades de conexión, bienestar y cuidado son absolutamente esenciales en todas las relaciones.
La capacidad de respuesta empática de un terapeuta TFE crea seguridad y coherencia, estimula que os involucréis en el proceso. El objetivo es guiaros para que vosotros podáis generar esa capacidad de respuesta emocional en vosotros y en vuestra pareja.
A medida que el terapeuta de la TFE os ayuda a cada uno a expandir y reorganizar vuestra experiencia interna, la expresión de esta experiencia implica una nueva presentación del yo, un nuevo modo de relacionarse con la pareja, lo que a su vez evoca nuevas respuestas por parte de la pareja.
Cuando la TFE se implementa con éxito, cada miembro de la pareja se convierte en una fuente de seguridad, de protección y de confort para el otro. Cada uno de vosotros puede ayudar al otro a regular el estado de ánimo negativo y a construir un sentido del yo positivo.
En SoltarSaltar somos conscientes de que cuando una pareja acude a terapia, está en una situación realmente crítica, es por ello que nuestra terapia de pareja está basada en mejorar la relación centrándonos en la solución de conflictos y crisis de pareja.
Nuestro grado de especialización y nuestra experiencia nos ha llevado a diseñar soluciones eficaces para la mayoría de los problemas por los que atraviesan las parejas.
Con nuestro modelo de intervención terapéutica lograréis:
Con nuestra particular manera de abordar la terapia de pareja ambos podréis:
Convertiros en personas maduras emocionalmente, que saben convivir con sus problemas, aprender de ellos y enriqueceros recíprocamente.
Crear una convivencia de calidad y larga duración, donde exista para ambos estabilidad emocional, desarrollo personal y disfrute sexual.
Al finalizar el proceso terapéutico: ambos miembros de la pareja estaréis comprometidos emocionalmente y tomaréis riesgos expresando vuestras emociones no reconocidas, las auténticas necesidades de apego no satisfechas, y escuchando las del otro con vulnerabilidad.
Os sentiréis vistos e importantes para el otro, reconocidos y aceptados.
Habréis aprendido cómo detener vuestro ciclo negativo si llega a encenderse, y cómo reparar los desencuentros.
La palabra crisis significa “cambio inevitable”, se trata por tanto de un cambio necesario. Es por eso que a lo largo de cualquier relación sentimental es completamente normal e inevitable que toda pareja pase por diferentes etapas en las que se pueden encontrar ante situaciones diversas de crisis.
Es importante entender que nada puede permanecer inmóvil. Lo que no sufre ninguna transformación o bien no existe o está muerto. Las crisis tienen como finalidad remover la relación para poder seguir disfrutando del presente y de la novedad.
La mayoría de las parejas atraviesan varias crisis a lo largo de su relación, un estado en el cual es imprescindible que se produzca un cambio en el estado de las cosas. De hecho, las crisis suelen provocar una tensión que demanda una transformación en los comportamientos y hábitos que la pareja ha ido poniendo en práctica.
Cualquier tipo de relación sentimental tiene que reactualizarse a través de las crisis y los conflictos. Se trata de descubrir y construir juntos los nuevos significados en lugar de permanecer estancados.
La novedad es nutritiva es por ello que las crisis de pareja son necesarias y positivas para el crecimiento y la reactualización de la pareja. Son la oportunidad que nos brinda cada relación de crecer personalmente y de hacer más profunda e imperecedera la relación.
Las crisis de pareja suelen aparecer cuando hay conflictos sin resolver o ansiedad acumulada y ninguna de las dos partes se siente preparada o con fuerzas para solucionarlo.
Aunque las crisis de pareja puedan suponer un alto grado de incertidumbre y ansiedad no tienen por qué conducir irremediablemente a la ruptura. Al contrario, la mayoría de las veces, sirven para poder satisfacer necesidades y pueden ser una gran oportunidad para que ambos miembros se conozcan mejor y para que la relación salga reforzada y el vínculo de unión más fortalecido que antes de la crisis.
Las “crisis de transición” son especialmente positivas, ya que tienen la función de permitirle a la pareja pasar a la siguiente etapa de su vida realizando los cambios necesarios en su forma de relacionarse.
Sin embargo, generalmente, las parejas no entienden los conflictos ni tampoco las crisis como algo positivo y creativo, como un paso adelante nutritivo en la relación, sino que las viven como algo peligroso y desestabilizador, como el fin de la relación.
Así, en lugar de mantener el compromiso y luchar juntos para manejar la crisis, tienden a evitarla con diferentes reacciones; atacando como forma de defensa, negando la situación, evadiendo el tema o reprochando, culpando y peleando entre sí, uno contra el otro. Es insostenible seguir haciendo lo mismo que antes. Ninguna de estas posiciones ayudará a solventar la crisis.
Con el tiempo, si la comunicación o la solución no llegan, la pareja se va distanciando y puede llegar a romperse. Terminar definitivamente con la relación ante los primeros síntomas de crisis no suele ser una opción inteligente ya que lo más normal es que, tarde o temprano, los problemas que dieron origen al conflicto se repitan nuevamente en la siguiente relación.
El fin de la relación no tiene por qué llegar si ambos sois capaces de incorporar nuevos recursos en vuestro día a día de pareja, asumiendo y afrontando los inevitables cambios, haciendo los ajustes creativos necesarios logrando así superar la crisis.
¿Pensáis que podéis estar inmersos en una crisis y que no disponéis de los conocimientos y recursos necesarios para abordarla eficazmente? Si es así, es el momento de solicitar ayuda profesional. Os ofrecemos soluciones que funcionan para resolver vuestros problemas de pareja.
Existen situaciones que pueden darnos pistas de que estamos pasando por una crisis de pareja:
La pareja es un universo muy complejo donde ambos miembros evolucionan de distinta manera y las circunstancias de ambos son cambiantes. Además a todo ello hay que sumarle los estresores externos que también afectan considerablemente a todas las relaciones. Los seis estresores externos más comunes que representan piedras candentes incluso para las parejas más felices son: hijos, estrés laboral, familia política, dinero, sexo y labores del hogar.
Lo normal es que cualquier pareja pase por un momento de crisis e incluso atraviese varias crisis a lo largo de su relación. Es frecuente que esto ocurra sin que ninguno de los dos lo desee, y sin que sepan cómo evitarlo. Lo habitual es que la pareja aún se quiera pero que el vínculo emocional que les une esté muy deteriorado o a veces incluso roto.
Las crisis de pareja son cambios inevitables en la relación que pueden deberse tanto a factores externos como internos.
Conviene saber que una crisis normalmente no irrumpe de manera repentina en la pareja sino que es un proceso paulatino. De hecho, los sucesos por venir se anuncian siempre mediante sus ecos.
Toda crisis puede regenerar a la pareja, o llevarla a su disolución, pero en ambos casos sirve para clarificar sus sentimientos y contribuir a su maduración personal.
El hecho de acudir a terapia, ya sea individual o de pareja, nunca debería estar sujeto a ningún tipo de prejuicio puesto que hay circunstancias y momentos concretos en la vida en los que todos podemos necesitar ayuda profesional.
Las relaciones de pareja perfectas NO existen, existen las relaciones de pareja sanas.
Lo normal es que en las parejas siempre existan diferencias, pero muchas veces, estas discrepancias de opinión van creciendo poco a poco, casi sin darse cuenta, hasta el punto de estallar en una grave crisis en la que la pareja comienza a plantearse seriamente si su relación tiene o no futuro. Sin embargo existen relaciones sanas que disfrutan de equilibrio psicológico y emocional. Suelen tener un enfoque realista con la pareja, no se ven arrastradas con facilidad por los problemas o reveses cotidianos.
Por eso, ante situaciones de estrés, crisis o dificultades, el modo saludable de superar estos problemas es conseguir que la vuestra se convierta en una relación sana. Que aprendáis a gestionar y manejar los problemas de forma emocionalmente inteligente, a reaccionar con moderación y a reponeros de los problemas con relativa facilidad.
La mayoría de la gente cae en el error de creer que no hay nada nuevo que descubrir en relación al amor. Y no es así porque una pareja mantiene su significado y su sentido mientras siga siendo nutritiva. El amor requiere de creatividad, innovación, de un aprendizaje continuo, comprender mucho mejor nuestras dificultades amorosas, de aprender a discriminar y reconocer quien soy yo y quien es el otro verdaderamente para poder sentirnos más nutridos y crecer sanamente en nuestras relaciones de pareja.
A menudo las crisis de pareja sacan a la superficie un montón de problemas que ya existían antes, pero que la pareja no había afrontado con anterioridad.
Ocurre con frecuencia que cuando la pareja ha construido a su alrededor una estructura demasiado rígida, aparece la resistencia al cambio y se genera una crisis que destapa los conflictos no resueltos, que se han mantenido latentes a lo largo de la relación. En estos casos, la crisis supone una bendición porque nos ofrece la oportunidad para poder resolver los temas pendientes, enriquecer y sanear vuestra relación.
Las crisis de pareja se pueden superar con ayuda de un especialista en pareja, siempre y cuando ambos miembros tengáis verdadero interés en sanar la relación y los dos os comprometáis con el terapeuta a trabajar juntos para encontrar soluciones efectivas a vuestros problemas. Para ello tendremos que profundizar y comprender muy bien toda la historia de vuestra pareja.
En nuestra vida en pareja, todos arrastramos una mochila del pasado cargada de experiencias, traumas y recuerdos previos que afectan a cómo interpretamos y cómo nos influyen las situaciones presentes. Un pequeño enfado puede convertirse en un volcán en erupción si uno de los dos, o los dos, tienen una herida abierta sin resolver en su pasado. Es por ello que en terapia de pareja es importante trabajar el origen de la crisis y romper los patrones automáticos del pasado que tiñen y distorsionan el presente.
Esta labor tan importante de afrontar y sanar el pasado sólo se puede hacer a través de una intervención terapéutica con un experto en esta materia. De esta forma la pareja estará preparada para:
Podréis comprender el significado profundo que tienen vuestras disputas, entendiendo así verdaderamente vuestra actual relación con mucha más claridad y poder enfocaros en ella ya libres de vuestros condicionamientos del pasado.
Podréis organizar patrones nuevos de comportamiento con nuevas creencias potenciadoras en lugar de las antiguas creencias limitadoras.
Podréis realizar ahora los “ajustes creativos” necesarios para poder llevar a cabo los cambios precisos y enriquecer la relación.
En SoltarSaltar te ofrecemos dos alternativas para superar la crisis de pareja y que podáis disfrutar de una relación emocionalmente inteligente y duradera:
La terapia de pareja os proporciona un espacio de desarrollo personal, de respeto y reconocimiento mutuo, donde juntos construimos una relación sólida. Supone un laboratorio de experiencias nuevo y enriquecedor en el que podréis aprender a integrar pautas saludables que mantendrán sólidos los cimientos de vuestra pareja, logrando:
Cuando superáis la crisis, y lográis disfrutar de una relación sana, emocionalmente inteligente y madura, os pasan cosas como:
En general, todas las personas tendemos a subestimar la gravedad de nuestros problemas. Pensar que la pareja no funciona es algo tan difícil de asumir que preferimos ignorarlo. Solemos engañarnos atribuyendo las dificultades a cambios propios de las distintas etapas por las que pasan las parejas a lo largo de la relación.
Muchas veces no es tan evidente que necesitemos ayuda profesional. Lo normal, incluso en las parejas más felices, es que existan diferencias, pero muchas veces, estas discrepancias de opinión y de conductas van creciendo progresivamente. La situación va deteriorándose gradualmente lo largo del tiempo y ni siquiera nos damos cuenta de su existencia hasta el punto de estallar irremediablemente en una grave crisis. Otras veces, se trata de un cambio tan inesperado, que no sabemos cómo asumir ni manejar. Entonces la pareja comienza de pronto a plantearse seriamente si su relación tiene o no futuro.
Llegados a este punto, la crisis ha estallado gravemente. La sensación de fracaso irrumpe y es absolutamente normal sentirse incapaz por uno mismo de salir de este ciclo destructivo y desarrollar nuevas maneras de relacionaros sanamente.
Cuando una pareja no logra resolver sus conflictos, y éstos dejan de ser aislados, agravándose cada vez más. Se convierten en peleas constantes, también cuando sostienen las mismas disputas una y otra vez, moviéndose en círculos sin resolver nada, viendo que no avanzan, sintiéndose cada vez más frustrados y más aferrados en su posición. Ahí es cuando sin lugar a dudas se requiere tratamiento profesional para poder salir de este círculo tóxico.
Ocurre muy a menudo que cuando la relación de pareja estalla en una grave crisis, es cuando algunas personas deciden acudir a consulta en busca de una solución rápida y mágica para sus problemas. Una crisis de pareja constituye una situación extremadamente compleja, por lo que no se puede resolver rápidamente con una serie de “consejos express”.
En la realidad cotidiana es difícil aislar unos problemas de otros, porque todos suelen reforzarse recíprocamente y cada uno, en sí mismo, es un factor de riesgo, para la aparición de los demás; lo cual hace que sea muy común que sucedan crisis concatenadas, en las que una primera causa incorpora progresivamente a las demás, hasta convertir en grave un problema que en sus inicios podría ser fácilmente resuelto.
Un ejemplo de crisis concatenada sería: Una persona que empieza a tener un problema de celos con su pareja, esto provoca en el otro miembro de la pareja que comience a mentir para evitar conflictos mayores, la mentira provoca incomunicación en la pareja, de la incomunicación al enamoramiento alternativo o a la infidelidad y de la infidelidad a la crisis de pareja y de la crisis a una posible ruptura.
Siempre es mejor buscar ayuda profesional al inicio de la problemática que esperar a que las dificultades sean demasiado graves. Indudablemente es la forma más inteligente y eficiente de enfrentarse a los problemas de pareja.
Es un hecho que las parejas que dejan pasar menos tiempo desde los primeros indicios de los problemas, suelen encontrar mejores soluciones en menos sesiones terapéuticas. Los problemas no tratados suelen continuar y empeorar, y pueden generar nuevos problemas. Las consecuencias de no recibir el tratamiento que necesitáis pueden ser peligrosas. Cuanto antes consultéis con un experto en terapia de pareja, más fácil y rápido será y antes lograreis recuperar el equilibrio y bienestar. Más oportunidades tendréis de que la relación salga reforzada y el vínculo de unión más fortalecido.
Como bien sabéis, no es posible generalizar en asuntos de amor. Cada pareja tenéis vuestras propias limitaciones. Los problemas son inevitables. Se necesita mucha flexibilidad y paciencia a la hora de abordarlos cuando éstos aparecen durante la convivencia.
Son muchos los factores que os pueden indicar que estáis en una relación de pareja conflictiva. Por ejemplo, son muy frecuentes en consulta los casos por crisis provocadas por:
Hay situaciones particularmente estresantes que actúan como desencadenantes de los problemas de pareja y que representan piedras candentes incluso para las parejas más felices. Tienen que ver con estrés laboral, familia política, problemas económicos, hijos, enfermedades, llegada de un bebé y tareas del hogar.
En otros casos, los problemas pueden surgiros con la jubilación o cuando vuestros hijos se van de casa. Tenéis más tiempo para pasar juntos en pareja y comienzan a surgir las desavenencias.
¿Os sentís afectados por alguno de ellos? Si es así, no estáis solos.
La terapia de pareja os ayuda a resolverlos.
Quizás el mayor miedo que os asalta a muchas parejas que buscáis terapia es que el terapeuta os diga que tenéis que romper la relación. Nada más lejos de la realidad. Uno de los objetivos de la terapia de pareja es precisamente ayudaros a mejorar la relación y que ésta sea satisfactoria para ambos. Jamás juzgar si debéis o no separaros.
Otras parejas asistís a consulta buscando que el psicoterapeuta actúe de “juez” en favor de uno de vosotros. Buscáis que os plantee un “desempate” sobre el conflicto que existe entre ambos. En SoltarSaltar NO somos jueces que sentenciamos a favor tuyo o de tu pareja. En nosotros encontraréis un mediador imparcial y neutral.
Hoy en día hacer terapia resulta algo de lo más natural, pues ya no se asocia con tener problemas muy graves, sino con reconocer que a veces carecemos de herramientas suficientes para afrontar situaciones difíciles que todos vivimos.
Al principio, es normal que os cueste un poco tomar la decisión de pedir ayuda profesional cuando os dais cuenta de que algo no funciona en vuestra relación. Es lógico, es una experiencia totalmente nueva que os puede conectar con vuestra vulnerabilidad. Implica poneros en manos de un desconocido y revelarle vuestros asuntos íntimos.
Pensar que vuestra pareja no funciona os resulta tan difícil de asumir… Preferís ignorarlo o engañaros con alguna excusa. Es injusto que sea así, pero lo cierto es que algunas personas sentís vergüenza, otras la sensación de haber fracasado cuando habéis intentado resolver el problema o la crisis por vuestros propios medios pero no lo habéis logrado.
Las personas que acudís a terapia sois mucho más valientes, nobles y responsables. Sois valientes por decidiros a venir cuando sentís que lo necesitas, por atreveros a revelar vuestros asuntos íntimos, a descubrir lo que verdaderamente os sucede en la relación, por aceptar vuestras limitaciones, por reconocer vuestras carencias, por invertir vuestro tiempo y dinero para conseguir aquello que necesitáis, por querer crecer y evolucionar, por hacer frente a los problemas, por responsabilizaros en buscar soluciones eficaces, por no engañaros o culpar al otro…
Acudir a un experto para recibir el tratamiento profesional que necesitáis debería ser lo más natural del mundo cuando algo os afecte considerablemente en vuestra vida. De la misma forma que acudimos al médico cuando nos encontramos mal, y no sentimos vergüenza por ello, deberíamos acudir a un terapeuta de pareja cuando existe un gran malestar o insatisfacción con la relación de pareja.
Al igual que cuando escuchamos un ruido extraño en el coche acudimos inmediatamente al taller a revisarlo y no esperamos a que sea demasiado tarde, porque sabemos que cuánto más tarde será peor, lo mismo deberíamos hacer con los problemas de pareja o cuando sufrimos por desamor.
El hecho de acudir a terapia, ya sea individual o de pareja, nunca debería estar sujeto a ningún tipo de prejuicio. Hay circunstancias y momentos concretos en la vida en los que todos podemos necesitar ayuda profesional.
En muchas ocasiones las parejas asistís a consulta buscando “un juez” que avale en favor de uno de vosotros. Buscáis que plantee un “desempate” sobre el conflicto entre ambos.
En SoltarSaltar creemos firmemente que es un grave error terapéutico sentenciar a favor de uno de los miembros de la pareja. Como profesionales especializados, nos esforzamos en ser objetivos y neutrales y actuar como mediadores desde una posición absolutamente imparcial ya que nuestro cometido es el bienestar de ambos miembros de la pareja por igual.
Lo que vivimos en terapia cada día es que en la mayoría de los casos, las parejas no pueden imaginarse por sí solas lo que se necesita hacer para recuperar el equilibrio en la crisis.
Es en esos momentos de crisis, cuando muchas parejas deciden acudir a nuestra consulta en busca de una solución rápida para sus problemas. Sin embargo, una crisis de pareja constituye una situación extremadamente compleja, por lo que NO se puede resolver con una serie de consejos “express” de entrega rápida.
En cada una de las distintas etapas por las que pasa una relación de pareja, las personas deben enfrentarse a situaciones nuevas, para las cuales no siempre cuentan con los recursos psicológicos y emocionales apropiados por lo que se hace necesario la ayuda de un profesional experto.
El foco de atención recae principalmente sobre la “relación” que mantenéis. Digamos que vuestra “relación” es nuestro principal cliente y no vosotros individualmente.
Ejercemos la flexibilidad y la empatía adaptándonos a las vivencias personales de cada uno de vosotros así como a los distintos estilos emocionales. Tanto a las personas que sois expresivas emocionalmente y os gusta compartir vuestros sentimientos, como a las que no os sentís en absoluto cómodas hablando de emociones. Sentimos respeto absoluto hacia ambas personalidades por igual.
Con el fin de cumplir rigurosamente con el requisito de ser imparcial, en SoltarSaltar tenemos el compromiso de someternos a revisar cada caso con un profesional experto en supervisión. El supervisor aporta una mirada externa y garantiza la calidad del proceso terapéutico.
En SoltarSaltar os proporcionamos los recursos emocionales y psicológicos apropiados y las herramientas necesarias que os van servir para resolver vuestros conflictos y para fortalecer vuestra relación.
Con el fin de cumplir rigurosamente con el requisito de ser imparcial, en SoltarSaltar tenemos el compromiso de someternos a revisar cada caso con un profesional experto en supervisión. El supervisor aporta una mirada externa y garantiza la calidad del proceso terapéutico.
Si no sabes bien qué hacer, o lo que intentas no resulta, es posible que te sientas frustrado y agotado. No te desanimes. Hasta las parejas mejor avenidas y maduras pasan por momentos difíciles.
Construir una relación segura y satisfactoria constituye a veces un desafío, pero la recompensa merece la pena. Podéis cambiar el modo en que os respondéis mutuamente. Tú te sentirás mejor, y él o ella, también.
Si echáis de menos vuestra antigua conexión y los dos estáis decididos a hacer cambios positivos, tenéis mucho recorrido.
La terapia de pareja es un buen espacio sagrado para explorar en un entorno seguro lo que os está ocurriendo, de manera que puedas reencontrarte con tu pareja.
Con la terapia de pareja lograreis:
Los problemas llegan aunque no queramos y las soluciones sólo se pueden encontrar cuando estamos dispuestos a favorecerlas.
Aunque los problemas de pareja son experimentados por los dos miembros, casi siempre es uno de ellos quien decide buscar ayuda profesional.
A veces ocurre que hay personas que piensan que es el otro el que tiene que cambiar y no ellos, que el problema es por culpa del otro y por ello se niegan a acudir a terapia con su pareja.
Cuando crees que la culpa es del otro, es muy difícil que puedas pensar que la solución está en tí.
Algunas personas tienen miedo a la terapia, a que el terapeuta les juzgue; otras aún no están preparadas para admitir que tienen un problema que requiere tratamiento profesional. Hay personas que para evitar el compromiso de iniciar un proceso terapéutico, argumentan “que eso no sirve para nada”. Otras personas dicen que no confían en el proceso (aunque no suelen tener ninguna experiencia personal que avale su argumento). Otras veces nuestra pareja nos expresa que no quiere exponerse ante un tercero, un completo desconocido.
Si tu pareja no desea asistir a las sesiones de terapia contigo, te recomendamos ser paciente y amable con tu pareja. Sigue estando ahí para él/ella, mostrando compasión y tolerancia. Puedes empezar por animarle ofreciéndole argumentos desde el máximo respeto que le puedan ayudar a plantearse cambiar su manera de pensar.
Si a pesar de ello, insiste en que no quiere acudir contigo a la terapia de pareja, entonces te animamos a que respetes su decisión. Inicia tú el proceso terapéutico y poco a poco irás aprendiendo cómo revitalizar tu relación de pareja desde dentro.
Lamentablemente no es posible generalizar en asuntos de amor. Cada pareja es un mundo y por ello cada caso es completamente diferente. Además cada persona experimenta sus propias limitaciones a la hora de afrontar y abordar los conflictos que inevitablemente aparecen durante la relación de pareja.
Por ello, el número de sesiones que conlleva una terapia de pareja dependerá lógicamente del problema a tratar en cuestión, de la gravedad y de la cantidad de tiempo que llevéis arrastrando los conflictos, así como de la predisposición al cambio que tengáis ambos miembros de la pareja. Por daros una referencia media aproximada la terapia de pareja suele durar entre seis y nueve meses.
La Terapia Focalizada en las Emociones (TFE) está revolucionando la terapia de pareja hoy en día en todo el mundo por su nueva visión científica del amor. La base empírica y pragmática que posee este modelo de intervención terapéutico basado en la teoría sobre la vinculación afectiva la convierte en una de las terapias de pareja con mayor efectividad en la actualidad. Realmente funciona súper bien, obteniendo resultados visibles y duraderos en pocas sesiones.
El resultado de la terapia de pareja dependerá en gran medida de lo motivados que estén los miembros de la pareja para trabajar en sus dificultades y de lo importante que sea para ambos la propia relación.
La terapia es mucho más eficaz si se acude nada más observar el malestar en la relación que si se deja pasar el tiempo hasta que el desgaste sea catastrófico. Lamentablemente las estadísticas muestran que se suele esperar entre cinco y seis años en acudir a terapia, a pesar de haber observado indicios de que la relación no funciona tan bien como les gustaría.
A pesar de la frustración, el enfado y las decepciones, cuando ambas personas aún se quieren y están dispuestas a involucrarse en el proceso de cambio, las probabilidades de éxito de la terapia son realmente elevadas.
Si no sabes bien qué hacer, o lo que intentas no resulta, es posible que te sientas frustrado y agotado. No te desanimes. Hasta las parejas mejor avenidas y maduras pasan por momentos difíciles.
Construir una relación segura y satisfactoria constituye a veces un desafío, pero la recompensa merece la pena. Podéis cambiar el modo en que os respondéis mutuamente. Tú te sentirás mejor, y él o ella, también. Si echáis de menos vuestra antigua conexión y los dos estáis decididos a hacer cambios positivos, tenéis mucho recorrido.
Por la entrega y dedicación requerida,
Por el equilibrio y la seguridad que os aporta,
Por lo que se benefician además vuestros seres queridos y descendientes,
La terapia es una experiencia fascinante que os cambia la vida
Nuestra manera de entender el trabajo psicoterapéutico es ayudarte a resolver tu malestar para que puedas alcanzar lo antes posible el bienestar que necesitas, mejorando tu calidad de vida de forma duradera. Este es nuestro cometido, y la responsabilidad y compromiso que elegimos tener contigo.
Entendemos la psicoterapia como una experiencia transformadora capaz de cambiar la forma de verte a ti mismo y a los demás y de relacionarte con ellos.
Para que puedas entender mejor lo que para nosotros significa hacer un proceso terapéutico, nos gusta comparar nuestro proceso con un viaje que te lleva a vivir una experiencia emocional verdaderamente reparadora.
El primer paso de nuestro particular viaje es hacer una evaluación. No pretendemos encasillarte en un determinado cuadro patológico, sino organizar la información que nos proporcionas para poder establecer el foco adecuado y las metas terapéuticas. El segundo paso del viaje es diseñar una buena planificación, saber dónde vamos y cómo llegar sin rodeos a nuestro destino. El tercer paso es la intervención terapéutica.
Antes de embarcarnos en lo que es un viaje difícil o complejo, para sentirnos más seguros y con la menor tensión posible y conseguir llegar a nuestro verdadero destino, es conveniente planificar y preparar adecuadamente todo lo necesario para acometer con éxito nuestro viaje:
Al finalizar el viaje, a través de ese vínculo sagrado de confianza y seguridad que hemos creado entre nosotros, habrás aprendido a identificar, legitimar, regular y manejar tus emociones, pensamientos y conductas de una manera más sana y beneficiosa para ti y para tus relaciones.
Este tipo de viaje, con este guía en concreto, te habrá proporcionado una mirada interior, un verdadero autoconocimiento, te habrá provocado reflexión y facilitado el cambio y la transformación interior. Te habrás llevado valiosas experiencias, herramientas y nuevos recursos perdurables en el tiempo que te preparan para afrontar las situaciones complejas que puedan darse en cualquier otro reto que decidas acometer a partir de ahora, solo o en compañía de otros viajeros. Sin darte cuenta, tú mismo, te habrás convertido en un gran guía.
Puede ayudarte a despejar tus dudas sobre si la terapia es para ti o no, conocer cuáles son las problemáticas más frecuentes que trabajamos diariamente en la consulta.
En nuestras sesiones de terapia vas a encontrar solución a tus problemas:
¿Te identificas con alguna de esas situaciones? Si es así, ya NO tienes que afrontarlo tú solo.
No olvides que, como tú, todos nosotros nos hemos encontrado en un momento dado en una situación difícil en nuestra vida, y hemos necesitado recibir asesoramiento de un experto que nos ayudó a mitigar nuestro dolor, a recuperarnos y a conseguir lo que verdaderamente necesitábamos.
Da igual si eres hombre o mujer, no importa tu edad, ni a qué te dedicas en la vida, tampoco importa si tienes más o menos dinero ni más o menos estudios. La buena noticia es que cualquier persona puede beneficiarse de la terapia.
Como regla general, cuanto más tiempo duran los síntomas más se agravan los problemas y más cuesta erradicarlos. Cuanto más interfieran en tu vida diaria, más necesitarás recurrir a un tratamiento profesional.
En la actualidad, cada vez más personas van a terapia y la psicología está ya en boca de todos. Hacer terapia resulta algo de lo más natural. Afortunadamente ya no se asocia con tener problemas mentales, sino con reconocer que a veces carecemos de herramientas suficientes para afrontar situaciones difíciles que todos vivimos.
Seguro que alguna de estas dudas o parecidas te surgen. Puedes resolverlas en nuestras preguntas frecuentes.
En ocasiones, hay algunas personas a las que acudir a la primera sesión de terapia les supone cierta vergüenza. Puedes creer que lo estás haciendo mal. Te puede entrar miedo o temor a ser juzgado. A que te consideren más débil o incluso loco…
Puedes cuestionarte si “otros son más capaces que tú”. Incluso puedes llegar a pensar que eres un “desastre” o que has “fallado” como madre, padre, hijo, amigo, esposo, profesional… por no haberlo podido solucionar por ti mismo.
De la misma forma que no sientes que has fallado cuando no puedes reparar por ti mismo el coche, hacer terapia tampoco significa que hayas fallado. ¡Nada más lejos de la realidad! Es justo lo contrario: Las personas más fuertes y valientes se forjan a base de enfrentar retos.
Es completamente lógico y normal que sientas nervios, y que al principio te cueste un poco, tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia. Nos pasa a todos.
Implica ponerte en manos de un desconocido y revelarle tus asuntos íntimos.
Tener el coraje de aceptar que necesitas ayuda es una señal de fortaleza y de inteligencia.
Involucrarte en una terapia demuestra que eres muchísimo más valiente, capaz y valioso de lo que tú crees aunque ahora no te sientas así. Y precisamente esto es una de las cosas que vas a poder averiguar y sentir en el proceso terapéutico.
Eres valiente por decidirte a venir, por atreverte a revelar tus asuntos íntimos, a descubrir lo que verdaderamente te sucede, por aceptar tus limitaciones, por reconocer tus carencias, por invertir tu tiempo y dinero para conseguir aquello que necesitas, por querer crecer y evolucionar, por hacer frente a tus problemas, por responsabilizarte en buscar soluciones eficaces, por no “echar balones fuera”, engañarte o culpar a los demás de tu malestar.
Una excelente manera de abordar tus temores es contarnos lo que te preocupa
Tener el arrojo de superar esa ansiedad inicial puede brindarte una sensación de alivio, coraje y optimismo.
Pedir ayuda es el primer paso en el proceso para que puedas sentirte mejor.
Vale la pena porque cualquier persona puede beneficiarse de un proceso terapéutico. Si en algún momento tu calidad de vida no es la que deseas, no cabe duda de que la psicoterapia puede ayudarte enormemente.