Fobias

La angustia puede llegar a ser tan intensa que te provoque un ataque de pánico

¿Crees que tienes una fobia?

¿Sientes miedo o una respuesta de ansiedad inmediata ante la presencia de un determinado estímulo o situación concreta?

Pese a ser consciente de que ese temor es ilógico y excesivo ¿Aun así te provoca mucho sufrimiento?

¿Es tan intenso y persistente ese miedo hasta el punto de tener que evitar esos objetos o situaciones a toda costa?

¿Condiciona ese miedo aspectos  significativos de tu vida? Como por ejemplo: viajar en avión, hacerte un análisis de sangre, conducir, hablar en público, permanecer en un espacio cerrado…

Si es así para ti,  esto suele ser un indicador bastante claro de que existe una fobia. Las fobias son uno de los trastornos psicológicos más extendidos en el mundo. Se estima que una de cada diez personas sufre algún tipo de fobia. Solo en España, el 3,5% de la población padece alguna fobia específica. Es un problema más frecuente en las mujeres que en los hombres.

Tranquilo, no eres el único que tiene una fobia. Además, afortunadamente las fobias son, dentro de la psicología, uno de los problemas más sencillos y rápidos de solucionar.

¿Cuáles son las consecuencias de tener una fobia?

Desde el punto de vista psicológico, las consecuencias son considerables. Como no puedes controlar tu miedo, esto te genera una gran frustración y repercute negativamente en tu autoestima perdiendo la confianza en ti mismo. Como resultado, tus relaciones personales y laborales terminan viéndose afectadas, pues es muy probable que tu miedo limite significativamente tu vida.

Muchas fobias impactan negativamente en tu salud, ya que sueles posponer constantemente la visita al médico o al dentista, de manera que cuando necesitas irremediablemente ayuda, tus problemas de salud son mucho más graves.

Cuanto más intensa es tu fobia, más afecta tu calidad de vida, sobre todo si comienzas a evitar las situaciones que te causan miedo, al moverte cada vez en un espacio más limitado.

Por si esto fuera poco, los demás lo empeoran al no comprender tu fobia. Por desgracia, suele ocurrir que muchas personas te mandan mensajes negativos, te miran mal, te juzgan o critican como si estuvieras loco, y te sueltan frases dañinas (aunque no lo hagan con mala intención) del tipo “lo que te pasa es una tontería”… todo ello te hace sentir incomprendido y mucho más inadecuado, lo que te provoca una mayor frustración.

¿Qué es una fobia?

Una fobia es el miedo intenso, desproporcionado y persistente que una persona siente ante un determinado estímulo o situación concreta de la vida que no se corresponde con el peligro real que representa.

Sentir temor o ansiedad frente a un estímulo dañino o una situación peligrosa es la respuesta completamente lógica y natural de cualquier persona.
Sin embargo, cuando lo que sientes es un miedo intenso, irracional y excesivo ante un objeto o una situación determinada, podemos entonces decir que tienes una fobia. En algunos casos esa angustia llega a ser tan inmensa que te provoca un ataque de pánico.

A pesar de que puedas llegar a reconocer que no representa un peligro real para tu vida, cuando padeces una fobia, experimentas una gran ansiedad o miedo sobre todo cuando estás ante el objeto o la situación fóbica. Se trata por tanto de una respuesta exagerada que te resulta muy difícil o imposible controlar. Esto hace que acabes evitando entrar en contacto con el objeto fóbico (volar, insectos, reptiles, jeringuillas, alturas, espacios cerrados, etc.) o que no lleves a cabo ciertas actividades donde puedes entrar en contacto con él.

Muchas veces, debido a la naturaleza de la fobia, este tipo de conductas de evitación pueden interferir y deteriorar significativamente algunos aspectos de tu vida (relaciones profesionales, sociales, de pareja, rendimiento académico, laboral etc.). Descuidas asuntos importantes en tu vida sólo para no volver a sentir ese miedo.

El problema es que cuánto más intentas evitar estos estímulos o situaciones fóbicas,

 más y más intenso se hace tu miedo.

¿Qué síntomas notas con la fobia?

Incluso aunque puedes llegar a reconocer de una forma racional que tu comportamiento respecto a la fobia es exagerado, esto no impide que sientas ese tremendo malestar y miedo desproporcionado lo que origina que broten síntomas propios de la ansiedad como:

  • Tensión muscular.
  • Enrojecimiento cutáneo.
  • Sensación de desequilibrio y mareo.
  • Aumento de la frecuencia respiratoria.
  • Temblores (sobre todo de piernas).
  • Atención descentrada y distorsionada.
  • Falta de aire y opresión en el pecho.
  • Sensación de “nudo en la garganta” que te impide hablar. Y cuando lo haces te sale una voz insegura, temblorosa, titubeante que te angustia todavía más.
  • Sudoración excesiva (sobre todo de manos).
  • Debilidad en brazos y piernas.
  • Aumento del ritmo cardiaco y tensión arterial.
  • Náuseas.
  • Visión borrosa.

Estos síntomas fisiológicos vienen con frecuencia acompañados de otras manifestaciones:

Bloqueo cognitivo que te impide seguir el hilo de los pensamientos lo que hace que te pierdas en la conversación con los demás.

Pensamientos catastrofistas relacionados con el objeto o la situación fóbica. Por ejemplo, puedes pensar que no podrás respirar si no sales inmediatamente de ese espacio cerrado o que si ese animal se acerca más a ti te atacará o que te van a humillar en el trabajo si expones tu opinión, etc. Esos pensamientos pueden aparecer solo cuando te expones a la situación temida o pueden ser permanentes, en cuyo caso son pensamientos que de forma obsesiva se introducen en tus creencias alimentando constantemente tu fobia.

Además de estos síntomas, algunas personas desarrollan también lo que se denomina “conductas de seguridad”, esto es, acciones en las que se apoyan para sentirse más seguros y para aminorar la sensación de ansiedad. Estas conductas, aunque efectivas a corto plazo, terminan por agravar el problema a medio y largo plazo al no permitir que la persona se exponga y supere las situaciones temidas. Conductas de seguridad son por ejemplo:

  • Hacer que otra persona actúe en tu lugar, para evitar así la situación que temes.
  • Buscar pasar desapercibido.
  • Huir de las situaciones sociales, por ejemplo irte al cuarto de baño.
  • Evitar mirar a la cara a otras personas.
  • Recurrir al consumo de sustancias como alcohol, drogas o medicamentos.
  • Coincidir en todo con los que te rodean, para evitar así posibles conflictos o críticas.

¿Qué tipos de fobias existen?

Existen diferentes tipos de fobias que pueden agruparse en:

  • Fobias de tipo ambiental: a las tormentas, a las tempestades, a los rayos…
  • Fobias de tipo animal: A los perros, a las arañas, a las cucarachas, a las serpientes…
  • Fobias a intervenciones de tipo médico: A las agujas…
  • Otras fobias: A la oscuridad, a conducir, al agua, a los túneles, a las inyecciones…

Éstos son algunos de los miedos fóbicos específicos más frecuentes:

AEROFOBIA: Miedo a volar.

AMAXOFOBIA: Miedo a conducir.

LIGIROFOBIA: Miedo a los ruidos.

ACROFOBIA: Miedo a las alturas.

HEMATOFOBIA: Miedo a la sangre.

DENTOFOBIA: Miedo al dentista.

FAGOFOBIA: Miedo a atragantarse.

TANATOFOBIA: Miedo a la muerte.

GLOSOFOBIA: Miedo a hablar en público.

CINOFOBIA: Miedo a los perros.

CLASTROFOBIA: Miedo a los espacios cerrados.

ERITROFOBIA: Miedo a sonrojarse.

Fobias específicas o simples.

Cuando tenemos un miedo irracional e intenso hacia algo concreto ya sea de tipo ambiental, animal, situaciones determinadas o un objeto concreto que en realidad no supone una verdadera amenaza, estamos ante una fobia simple o específica.  

Las personas que padecen fobias específicas, a un estímulo concreto, como  por ejemplo, el miedo a los animales, son más propensas a mostrar una activación del sistema nervioso simpático, es decir, tienen una reacción de lucha o huida.

En cambio, quienes sufren fobia a una situación concreta,  como puede ser  el miedo a la sangre o al dentista, suelen presentar una respuesta vasovagal muy intensa  que se caracteriza por un aumento de la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, seguida por un descenso brusco de ambos parámetros, lo cual causa una sensación de desvanecimiento que puede terminar en desmayo.

Fobia Social

La fobia social, es un tipo de trastorno de ansiedad que se caracteriza porque quienes lo padecen presentan un grave temor a situaciones en las que puedan sentirse juzgados, avergonzados o humillados por terceras personas. Esto puede suceder incluso si dicho juicio no es real, pero la persona fóbica lo percibe como tal.

Cuando sufres de fobia social temes comportarte en público de una forma que resulte vergonzosa. Sientes que tu propia valía personal está en juego por eso tienes pánico a que los demás noten tu nerviosismo, a ser humillado, a hacer el ridículo, a perder el control… Te sientes demasiado sensible a la crítica externa y temes ser juzgado de una forma severa y negativa por otras personas.

Las sensaciones de miedo que sufres con este trastorno pueden ser extremadamente intensas; hasta tal punto, que pueden desencadenarse ante el sólo hecho de imaginarte una situación en la que te sientas juzgado. Cuando adviertes  que irremediablemente vas a tener que afrontar una situación social que temes, es fácil que llegues a sufrir ansiedad anticipatoria, a veces incluso con varias semanas o meses de antelación.

Las personas que padecen este trastorno son conscientes de que su miedo es excesivo e injustificado. Sin embargo, a pesar de ello, se muestran completamente incapaces de controlarlo.

Es ese miedo intenso que sientes el que te hace que intentes evitar cualquier situación social para no tener que correr el riesgo de exponerte en público.  Cuando es inevitable y te tienes que enfrentar a esa situación social tan temida conlleva para ti soportar muchísimo sufrimiento.

Este trastorno en particular afecta por igual a hombres y mujeres, y se cree que factores como unos padres sobreprotectores o la escasez de oportunidades sociales pueden ser elementos que favorezcan su desarrollo.

Cuando sufres este tipo de fobia, tu ámbito profesional se puede ver seriamente perjudicado, sobre todo cuando comienzas a desatender tus obligaciones laborales para evitar la situación temida. Por ejemplo, la fobia a hablar en público puede ser muy limitante, ya que te invaden ideas irracionales que te impiden sentir la suficiente confianza en ti mismo como para poder exponer tus puntos de vista o hacer preguntas importantes relacionadas con tu trabajo, etc.

La mayoría de las veces la fobia social se asocia a cualquier situación en público pero en ocasiones puede estar limitada a una situación en particular como por ejemplo que vengan familiares o amigos tuyos o de tu pareja a pasar unos días a tu casa, etc.

Se ha demostrado que las personas que padecen este trastorno tienen mayores posibilidades de desarrollar conductas adictivas a sustancias como el alcohol o las drogas, ya que pueden llegar a creer que dichas sustancias les hacen relajarse en situaciones sociales.

Aunque los síntomas comienzan a manifestarse desde el inicio del trastorno, es importante abordarlo terapéuticamente cuanto antes,  ya que de no ser, tus síntomas pueden llegar a acompañarte durante el resto de tu vida. Esto, lógicamente, puede llegar a tener graves consecuencias en tu ámbito profesional, sentimental y social.

¿Por qué aparecen las fobias?

Las fobias generalmente aparecen en la adolescencia y la juventud, aunque también son bastante frecuentes en la tercera edad.

El miedo fóbico a un estímulo o situación determinada puede ser originado por diferentes causas:

  • Traumas infantiles.
  • Factores biológicos como alteraciones genéticas en el organismo.
  • Procesos elaborados erróneamente durante el crecimiento en el entorno familiar.

La mayoría de las fobias están causadas por la huella que ha dejado un evento traumático, ya provenga de la niñez, la adolescencia o la edad adulta. De hecho, casi todas las personas que sufren claustrofobia se han quedado atrapadas alguna vez en un ascensor o en una habitación pequeña sin poder salir y muchas de las personas que padecen zoofobia han sido víctimas del ataque de un animal.

Éstas y otras experiencias similares se quedan grabadas profundamente en el cerebro límbico o emocional, así como las sensaciones negativas asociadas a las experiencias vividas. Por tanto, cuando te vuelves a exponerse a situaciones similares, re-experimentas esas sensaciones, intensificadas por el miedo.

Es cierto que no siempre la causa de la fobia tiene que ver con una vivencia personal. Algunas personas, sobre todo si son muy sensibles, pueden quedar psicológicamente afectadas si han sido testigos de sucesos impactantes como un accidente grave, o incluso por una noticia espeluznante.

Las fobias también pueden ser el resultado de determinadas creencias y mandatos familiares  transmitidos por los padres o cuidadores principales durante la infancia y la adolescencia. Por ejemplo, si un niño ha crecido pensando que es necesario mantenerse en un estricto segundo plano y que no debe llamar la atención, puede desarrollar eritrofobia  (miedo a sonrojarse) o fobia a hablar en público. De hecho, determinados factores sociales aumentan las probabilidades de padecer una fobia, como la sobreprotección de los padres, el maltrato físico y el abuso sexual.

Tener una historia personal o familiar de fobias específicas o de trastornos de ansiedad también puede aumentar la vulnerabilidad biológica de una persona a desarrollar un trastorno fóbico. En este sentido, una investigación realizada en la Universidad de Virginia publicada en la revista Psychological Medicineanalizó la influencia de la herencia en diferentes fobias en 854 gemelos. Los resultados desvelaron que un 47% de las personas heredaron la zoofobia mientras que un 46% heredó las fobias situacionales.

En realidad, no se trata de que exista un gen de la fobia, pero sí parece que es posible heredar un sistema nervioso autónomo más inestable que aumenta las probabilidades de desarrollar una fobia específica. Esto se incrementa cuando además los padres transmiten durante la crianza el miedo desproporcionado.

¿Cómo es nuestro tratamiento para las fobias?

Tenemos una dilatada experiencia en el tratamiento de las fobias utilizando técnicas de última generación que se han mostrado realmente eficaces para superar este problema. Aunque tratamos todo tipo de fobias, normalmente obtenemos unos resultados mucho más rápidos en los casos de fobias más concretas. Por regla general, cuanto más específica es una fobia, más fácil es de tratar.

Las fobias específicas y situacionales son, dentro de la Psicología,

 uno de los problemas más sencillos y rápidos de solucionar.

Veamos con más detalle en qué consiste nuestro tratamiento.

El primer paso para determinar con la mayor exactitud posible el origen de la fobia y poder combatirla es llevar a cabo una recogida detallada de la información. Para ello, realizamos una entrevista de evaluación exhaustiva que nos ayude a enfocar correctamente el problema:

  • Síntomas que presentas.
  • Situaciones concretas en que se produce la reacción fóbica.
  • Momentos de aparición.
  • Recursos utilizados hasta el momento para resolver la situación.
  • Obstáculos que persisten.
  • Nivel de perturbación de la fobia en tu vida diaria.

En SoltarSaltar estudiamos tus necesidades específicas y tenemos en cuenta tus circunstancias concretas para diseñar un tratamiento personalizado para ti. Tú eres único y tu tratamiento también debe serlo. No obstante para que puedas tener una idea aproximada, los objetivos de nuestro tratamiento suelen ser:

  • Explorar el posible origen del problema, dónde se originó la fobia y qué pudo originarla.
  • Extinguir el miedo que te provoca tanta ansiedad y angustia tanto en las situaciones fóbicas temidas como en su anticipación.
  • Aumentar tu autoconfianza. Mejorar tu autoimagen. Elevar tu autoestima.
  • Modificar los pensamientos irracionales que sustentan tu fobia y contribuyen a mantener o incrementar tu ansiedad.
  • Aprender a establecer metas realistas (por ejemplo en las reacciones sociales).
  • Reducir progresivamente hasta eliminar tus conductas de evitación.
  • Aprender técnicas de autocontrol y manejo del estrés que puedes aplicar a diferentes situaciones de tu vida cotidiana.

Nuestro tratamiento no sólo se centra en que superes tu fobia y logres hacerte más resistente frente a ella; sino que consigas una recuperación integral de tu organismo. El objetivo  final es generar los recursos necesarios para mantener los logros obtenidos y prevenir recaídas futuras.

Llevamos a cabo una intervención terapéutica y para ello utilizamos métodos revolucionarios de curación, mucho más eficaces que los tradicionales, que han demostrado ser válidos y efectivos en el tratamiento de las fobias extinguiéndolas.

Aplicamos técnicas innovadoras y más eficientes que

mejoran los resultados

y reducen el tiempo de duración del tratamiento

Apostamos por una psicoterapia breve, para que puedas notar los progresos rápidamente. Abordamos diferentes técnicas cuya eficacia ha sido comprobada científicamente:

EMDR es una técnica muy rápida y eficaz en el tratamiento de las fobiasSi en la base de la fobia se encuentra un trauma, con esta técnica te ayudamos a re-procesar en positivo esa experiencia. Recreando un estado de relajación en lugar de ansiedad a la situación fóbica o el estímulo fóbico temido. Consigues que lo que antes te perturbaba, provocándote angustia o miedo, ahora te resulte completamente inofensivo. El objetivo es eliminar su impacto emocional negativo, para que puedas recuperar el control, equilibrio y bienestar en tu vida.

El MINDFULNESS te ayuda a sentir que el miedo se puede aceptar. No se elimina porque lo que lograr con la meditación es no temer al miedo en lugar de no tener miedo. Cuando estás en contacto con tu cuerpo y eres consciente de tus emociones y sensaciones, es más fácil calmar la mente. En ese momento es posible enfrentarte a tus miedos.

PNL. La Programación Neurolingüística te ayuda a reconocer los filtros mentales a través de los cuales te relacionas con el mundo. Lograrás entender cómo las personas interpretamos y filtramos la información que percibimos a través de nuestros sentidos. Descubrirás cómo las distorsiones o generalizaciones erróneas dan lugar a modelos de pensamiento y pautas de comportamiento inadecuados. La PNL nos permite actuar precisamente sobre esos patrones inadecuados de pensamiento y de comportamiento.

RELAJACIÓN. El miedo genera una serie de cambios físicos que solo sirven para incrementar la ansiedad. Te enseñamos a identificar estas señales, para que aprendas a relajarte a tiempo y puedas evitar los ataques de pánico.

VISUALIZACIÓN. La imaginación es una herramienta muy poderosa que vamos a utilizar para que aprendas a enfrentarte a las situaciones que te atemorizan. Con la visualización tendrás el control en todo momento, de manera que podrás superar la fobia paso a paso y sin experimentar mucha ansiedad.

También se han demostrado efectivas la aplicación de técnicas psicoeducativas, así como cambios en el estilo de vida. De este modo, desarrollar actividad física continuadamente, respetar unos horarios de sueño, o limitar el consumo de sustancias como el alcohol o la cafeína, son medidas ayudan en el tratamiento de las fobias.

Con nuestra manera de abordar el trabajo psicoterapéutico

 no solo logras recuperar tu equilibrio integral

 sino que fortaleces tu salud psicológica y emocional de forma duradera

Los problemas no tratados suelen continuar y empeorar, y pueden generarte nuevos problemas. Por ejemplo, una persona que tiene ataques de pánico puede comenzar a beber más alcohol de la cuenta, con la esperanza equivocada de que éste la ayudará a aliviar su dolor emocional. Las consecuencias de no recibir el tratamiento que necesitas pueden ser peligrosas.
Siempre es mejor buscar ayuda profesional al inicio de la problemática

 que esperar a que las dificultades sean demasiado graves.

Te ahorras dinero, tiempo y sobre todo sufrimiento innecesario.

Si lo deseas, podemos realizar una primera entrevista informativa gratuita en la que valoraremos tu caso y te indicaremos cuál es el tratamiento más adecuado para ti.

¿Qué beneficios obtienes al superar tu fobia?

Con nuestro tratamiento para superar tu fobia lograrás:

  • Superar el miedo que te provoca tanta ansiedad y angustia.
  • Sanar tu autoestima. Aumentar tu autoconfianza y seguridad en ti mismo.
  • Aprender técnicas de autocontrol y manejo del estrés que puedes aplicar a diferentes situaciones de tu vida cotidiana.
  • Recuperar el control de tu vida.
  • Reparar todo aquello que te perturba impidiéndote vivir con normalidad y tranquilidad.
  • Empezar a disfrutar de tu vida sin limitaciones.
Recuperar tu equilibrio y bienestar es fácil
si cuentas con el apoyo psicológico adecuado
La terapia es una experiencia reparadora que te cambia la vida
Al concluir el tratamiento consigues:

Herramientas para el futuro

Resultados duraderos

En el menor tiempo posible

Contacto

¿A qué podría parecerse hacer terapia? Imagínatela como un viaje reparador...

Nuestra manera de entender el trabajo psicoterapéutico es ayudarte a resolver tu malestar para que puedas alcanzar lo antes posible el bienestar que necesitas, mejorando tu calidad de vida de forma duradera. Este es nuestro cometido, y la responsabilidad y compromiso que elegimos tener contigo.

Entendemos la psicoterapia como una experiencia transformadora capaz de cambiar la forma de verte a ti mismo y a los demás y de relacionarte con ellos.

Para que puedas entender mejor lo que para nosotros significa hacer un proceso terapéutico, nos gusta comparar nuestro proceso con un viaje que te lleva a vivir una experiencia emocional verdaderamente reparadora.

El primer paso de nuestro particular viaje es hacer una evaluación. No pretendemos encasillarte en un determinado cuadro patológico, sino organizar la información que nos proporcionas para poder establecer el foco adecuado y las metas terapéuticas. El segundo paso del viaje es diseñar una buena planificación, saber dónde vamos y cómo llegar sin rodeos a nuestro destino. El tercer paso es la intervención terapéutica.

Antes de embarcarnos en lo que es un viaje difícil o complejo, para sentirnos más seguros y con la menor tensión posible y conseguir llegar a nuestro verdadero destino, es conveniente planificar y preparar adecuadamente todo lo necesario para acometer con éxito nuestro viaje:

  • Sabemos dónde queremos ir y por qué necesitamos hacer el viaje.
  • Determinamos si el viaje es completamente realista, teniendo en cuenta el tiempo, la energía y los recursos que disponemos, así como el nivel de riesgo.
  • Disponemos de un buen mapa de carreteras: nuestro tratamiento terapéutico.
  • Hacemos un balance de los puntos fuertes y débiles (tanto de los nuestros como psicoterapeutas como de los tuyos como cliente). Identificamos los aspectos problemáticos y los recursos potenciales con los que contamos para apoyarnos en ellos durante el viaje.
  • El trabajo de un guía es, entre otras cosas, conocer a la perfección todo lo relativo al viaje. Por eso, como guías, tenemos conocimientos específicos sobre viajar (especialmente somos expertos en cómo movernos por territorios poco conocidos o peligrosos). Nuestra profesionalidad y credibilidad como guías de viaje está asegurada.
  • Nos preparamos para todas las sorpresas y posibles incidencias que nos pudiéramos encontrar por el camino: como controles de carretera, desvíos y peligros (sabiendo de antemano cómo responder a todos ellos).
  • Nos preocupamos de disponer de todo lo que emocionalmente hace falta para resultar unos buenos compañeros de viaje, sin juzgarte, ni criticarte ni aconsejarte: haciéndote sentir seguro, comprendido, tranquilo, confiado, estimulado y en todo momento apoyado para que puedas aprovechar y nutrirte del viaje lo máximo posible.
  • Establecemos el ritmo necesario que es el adecuado para este viaje concreto.
  • Es más probable que no nos perdamos y que el viaje tenga éxito cuando se va acompañado de un guía experto en el territorio. No obstante, en el supuesto caso de que nos perdiéramos, sabemos lo qué debemos hacer exactamente.
  • El guía (psicoterapeuta) desempeñará un rol activo para evitar la dispersión y para mantenerse dentro de los límites del foco terapéutico que nos asegurará la llegada a nuestro destino.
  • Sabemos cuándo hemos llegado al destino o cuándo hemos hecho un recorrido “suficiente” para ti (teniendo en cuenta tus deseos de hasta dónde quieres llegar exactamente, evitando hacer un viaje terapéutico largo y profundo si no es eso lo que verdaderamente deseas).
Algunos viajes suponen descubrir un nuevo mundo interno y externo

Al finalizar el viaje, a través de ese vínculo sagrado de confianza y seguridad que hemos creado entre nosotros, habrás aprendido a identificar, legitimar, regular y manejar tus emociones, pensamientos y conductas de una manera más sana y beneficiosa para ti y para tus relaciones.

Este tipo de viaje, con este guía en concreto, te habrá proporcionado una mirada interior, un verdadero autoconocimiento, te habrá provocado reflexión y facilitado el cambio y la transformación interior. Te habrás llevado valiosas experiencias, herramientas y nuevos recursos perdurables en el tiempo que te preparan para afrontar las situaciones complejas que puedan darse en cualquier otro reto que decidas acometer a partir de ahora, solo o en compañía de otros viajeros. Sin darte cuenta, tú mismo, te habrás convertido en un gran guía.

La buena psicoterapia, como los buenos viajes, te transforma por dentro y se nota por fuera

Puede ayudarte a despejar tus dudas sobre si la terapia es para ti o no, conocer cuáles son las problemáticas más frecuentes que trabajamos diariamente en la consulta.

En nuestras sesiones de terapia vas a encontrar solución a tus problemas:

  • Cuando tienes un problema y no puedes parar de darle vueltas en tu cabeza y está interfiriendo en tu vida cotidiana.
  • Cuando te cuesta expresar lo que sientes y sólo lo racional te hace sentirte cómodo.
  • Cuando te sientes desbordado por tus emociones.
  • Cuando evitas todo lo que puedes los conflictos y prefieres ceder tú ante los demás.
  • Cuando te sientes insatisfecho y tienes la sensación de que te falta algo esencial para ti.
  • Cuando sufres con tus relaciones ya sean familiares, laborales, amorosas, sociales.
  • Cuando no consigues controlar tus impulsos.
  • Cuando te sientes aislado, criticado o rechazado por los demás. Cuando te sientes víctima.
  • Cuando sientes que “tú no puedes” y recurres a “depender compulsivamente” de otros.
  • Cuando te sientes inseguro, cuando te exiges demasiado o cuando no te gusta cómo eres realmente y tu autoestima se ve mermada.
  • Cuando te sientes confuso y te cuesta muchísimo tomar decisiones.
  • Cuando quieres aprender a resolver mejor tus conflictos internos y externos.
  • Cuando te cuesta decir no y sientes temor a que los demás se enfaden o te rechacen.
  • Cuando deseas aprender habilidades para relacionarte mejor con los demás porque te cuesta crear, mantener, posicionarte o romper relaciones.
  • Cuando has estado deprimido, ansioso, inseguro, bloqueado o enojado desde hace tiempo y ya no quieres seguir así más tiempo.
  • Cuando tienes problemas laborales, te sientes desmotivado, incapaz o sufres acoso laboral
  • Cuando lamentablemente padeces una enfermedad que interfiere en tu bienestar.
  • Cuando no te sientes bien contigo mismo porque ocupa demasiado espacio en tu vida la tristeza, el estrés, la ansiedad, el miedo, la preocupación o la vergüenza.
  • Cuando tu pasado te atormenta y tu futuro te asusta y te impide disfrutar del presente.
  • Cuando has perdido la ilusión por la vida y te cuesta disfrutar de las cosas.
  • Cuando atraviesas problemas puntuales como la pérdida de un trabajo, la crianza o la partida de los hijos. Cuando te enfrentas a una pérdida por la muerte de un ser querido. Cuando te encuentras en una situación de crisis vital. Cuando deseas perder peso y no lo consigues por ti mismo. Cuando te sientes abrumado por un nuevo empleo. Cuando te agobian en exceso las responsabilidades…

¿Te identificas con alguna de esas situaciones? Si es así, ya NO tienes que afrontarlo tú solo.

Si te acompaña un sentimiento de malestar o insatisfacción prolongado y resta tu calidad de vida, es el momento de plantearte que la terapia es para ti.

No olvides que, como tú, todos nosotros nos hemos encontrado en un momento dado en una situación difícil en nuestra vida, y hemos necesitado recibir asesoramiento de un experto que nos ayudó a mitigar nuestro dolor, a recuperarnos y a conseguir lo que verdaderamente necesitábamos.

Da igual si eres hombre o mujer, no importa tu edad, ni a qué te dedicas en la vida, tampoco importa si tienes más o menos dinero ni más o menos estudios. La buena noticia es que cualquier persona puede beneficiarse de la terapia.

Como regla general, cuanto más tiempo duran los síntomas más se agravan los problemas y más cuesta erradicarlos. Cuanto más interfieran en tu vida diaria, más necesitarás recurrir a un tratamiento profesional.

La terapia te proporciona un gran alivio para tu malestar o sufrimiento.

Propone soluciones para todo aquello que te resulta inquietante, agotador, aterrador, espantoso…

Supone una transformación inimaginable.

¿Tienes dudas o temores ante hacer terapia?

En la actualidad, cada vez más personas van a terapia y la psicología está ya en boca de todos. Hacer terapia resulta algo de lo más natural. Afortunadamente ya no se asocia con tener problemas mentales, sino con reconocer que a veces carecemos de herramientas suficientes para afrontar situaciones difíciles que todos vivimos.

Las grandes personas como tú, también necesitan sentirse apoyadas
A la hora de iniciar una terapia, te pueden surgir dudas como estas:
  • ¿Tiene solución lo que a mí me pasa?
  • ¿Es terapia lo que yo necesito?
  • ¿Voy a perder mi tiempo y mi dinero?
  • ¿Me van a cambiar mi personalidad?
  • ¿Creerán que estoy peor de lo que estoy?
  • ¿Voy a descubrir cosas que no sé si quiero saber?
  • ¿Acertaré con el terapeuta?
  • ¿Qué pensará el terapeuta de mí?
  • ¿Se enterará alguien de lo que cuento o será totalmente confidencial?
  • ¿Y mi familia y amistades, qué les voy a decir?
  • ¿Pensarán que estoy peor porque voy a terapia?
  • ¿Me juzgarán?

Seguro que alguna de estas dudas o parecidas te surgen. Puedes resolverlas en nuestras preguntas frecuentes.

En ocasiones, hay algunas personas a las que acudir a la primera sesión de terapia les supone cierta vergüenza. Puedes creer que lo estás haciendo mal. Te puede entrar miedo o temor a ser juzgado. A que te consideren más débil o incluso loco…

Puedes cuestionarte si “otros son más capaces que tú”. Incluso puedes llegar a pensar que eres un “desastre” o que has “fallado” como madre, padre, hijo, amigo, esposo, profesional… por no haberlo podido solucionar por ti mismo.

De la misma forma que no sientes que has fallado cuando no puedes reparar por ti mismo el coche, hacer terapia tampoco significa que hayas fallado. ¡Nada más lejos de la realidad! Es justo lo contrario: Las personas más fuertes y valientes se forjan a base de enfrentar retos.

Es completamente lógico y normal que sientas nervios, y que al principio te cueste un poco, tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia. Nos pasa a todos.

Implica ponerte en manos de un desconocido y revelarle tus asuntos íntimos.

Es una experiencia totalmente nueva que te puede conectar con tu vulnerabilidad, con una sensación de vergüenza y cierta minusvalía, conectarte con tus miedos, carencias e inseguridades.

A todos nos asusta mirar dentro de nosotros mismos, por eso tendemos a minimizar la gravedad de nuestros problemas.

Tener el coraje de aceptar que necesitas ayuda es una señal de fortaleza y de inteligencia.

Involucrarte en una terapia demuestra que eres muchísimo más valiente, capaz y valioso de lo que tú crees aunque ahora no te sientas así. Y precisamente esto es una de las cosas que vas a poder averiguar y sentir en el proceso terapéutico.

Las personas que acudís a terapia sois mucho más valientes, nobles y responsables.

Eres valiente por decidirte a venir, por atreverte a revelar tus asuntos íntimos, a descubrir lo que verdaderamente te sucede, por aceptar tus limitaciones, por reconocer tus carencias, por invertir tu tiempo y dinero para conseguir aquello que necesitas, por querer crecer y evolucionar, por hacer frente a tus problemas, por responsabilizarte en buscar soluciones eficaces, por no “echar balones fuera”, engañarte o culpar a los demás de tu malestar.

Una excelente manera de abordar tus temores  es contarnos lo que te preocupa

Tener el arrojo de superar esa ansiedad inicial puede brindarte una sensación de alivio, coraje y optimismo.

Pedir ayuda es el primer paso en el proceso para que puedas sentirte mejor.

Vale la pena porque cualquier persona puede beneficiarse de un proceso terapéutico. Si en algún momento tu calidad de vida no es la que deseas, no cabe duda de que la psicoterapia puede ayudarte enormemente.