No es magia,
es Neurociencia

¿Quién se iba a imaginar que la psicoterapia “bien hecha” repara el cerebro?

Para que la psicoterapia sea realmente eficaz tiene que provocar cambios en el cerebro.

Recientes investigaciones neurocientíficas demuestran que una psicoterapia bien hecha logra:

  • Cambiar la arquitectura cerebral reparando todo lo que esté descompensado, desestructurado, desorganizado.
  • Restablecer el equilibrio de tu mente y tu cuerpo proporcionándote un bienestar integral a todos los niveles mental, físico, emocional, conductual y relacional.
  • Restaurar el desequilibrio entre neurotransmisores, origen de trastornos psíquicos.
  • Mejorar significativamente las conexiones cerebrales a través de ejercicios de neuro plasticidad, logrando reconducir los circuitos neuronales distorsionados.
  • Transformar las respuestas automáticas de la conducta que estén desajustadas, que no sean adecuadas, en otras más positivas, adaptativas y saludables.
  • Reparar los desajustes del cerebro emocional para que se adapte al presente y dejar de reaccionar a las situaciones dolorosas del pasado.
  • Crear nuevos patrones de funcionamiento interno con nuevas creencias potenciadoras y no bloqueantes.
  • Fortalecer la personalidad al mismo tiempo que potenciar el sistema inmune, fundamental para hacer frente a cualquier tipo de enfermedad.
  • Cambiar las cualidades genéticas de tus células. Al mejorar tus genes, no sólo se enriquece tu calidad de vida sino también la de tus descendientes.

Estamos al día de los últimos avances en psicoterapia y en constante modernización para lograr que nuestras intervenciones terapéuticas sean cada día más efectivas.

Para que la recuperación sea completa y duradera es necesario desactivar los patrones de conducta automáticos y dañinos.

Los patrones de conducta son las reacciones automáticas que tenemos en determinados ambientes o situaciones. Es la forma persistente de pensar, sentir, comportarte y reaccionar en una determinada situación. El patrón  de conducta se basa en cuatro componentes: pensamientos y creencias; emociones, sentimientos, estados de ánimo e imágenes; conductas y comportamientos; y finalmente reacciones físicas o corporales. El patrón de conducta puede ser positivo y sano o destructivo y desadaptativo.

Para que aparezcan problemas de conducta como agresividad, cambios drásticos de humor, descontrol emocional, etc., no hace falta que se produzca una catástrofe en el cerebro. Basta con un ligero desajuste neuronal, un desequilibrio entre neurotransmisores, (moléculas que permiten el intercambio de información entre neuronas).

¿Es posible provocar plasticidad y facilitar el aprendizaje de nuevos patrones de conducta y otras funciones cerebrales? La respuesta de la ciencia es sí. Ahora tenemos claro que el cerebro es plástico y que cambia en respuesta a la estimulación.

Sabemos que los patrones mentales y de conducta se pueden cambiar gracias a los últimos descubrimientos en neuroplasticidad cerebral, cuya función según los investigadores en neurociencias es la de impulsar al sistema nervioso a realizar cambios en nuestras disposiciones mentales como consecuencia de acciones constantes, por lo que su tejido se puede adaptar y reorganizar.

La neuroplasticidad, también conocida como plasticidad cerebral, es un proceso de aprendizaje neurobiológico. Consiste en la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse, reestructurarse y adaptarse a nuevas situaciones. Podemos potenciar las sinapsis neuronales mediante el aprendizaje de una forma segura y eficaz.

No se trata de reparar lesiones puramente cerebrales ni pérdidas de capacidad física como hacen los cirujanos en un hospital con los infartos, derrames, o tumores cerebrales.

Se trata de provocar cambios en el cerebro, para crear nuevos patrones mentales y de conducta que te permitan recuperarte cuando sufres desajustes emocionales, ansiedad, fobias, baja autoestima, traumas, estrés, inseguridades, necesidad de controlar…

Modificar patrones de pensamiento y de conducta es una de las actividades habituales que desarrollamos en terapia para poder mejorar tu bienestar emocional.

Reparar el cerebro

Nuestro objetivo es transformar la arquitectura cerebral reparando todo lo que esté descompensado, desestructurado, desorganizado, con el fin de integrar en tu vida nuevos patrones sanos de conducta.

Con una apendicitis aguda es obligatorio pasar por el quirófano, lo mismo ocurre cuando hay patrones automáticos dañados.

Es necesario hacer una buena psicoterapia para poder repararlos.

El sistema de procesamiento de información del cerebro puede estar desajustado o bloquearse, por ejemplo por el impacto de un suceso perturbador. Por eso muchas personas necesitan un profundo reajuste para poder reparar los patrones distorsionados que causan reacciones emocionales desproporcionadas. Recuperarte requiere obligatoriamente eliminar estos bloqueos.

La estimulación cerebral se lleva a cabo sin que percibas físicamente ningún dolor o molestia, ni cambio alguno externamente. La técnica no es nada invasiva.

La transformación se produce sólo a nivel interno. Tú lo único que notas es cómo cambia a mejor tu manera de afrontar y responder a los conflictos, las relaciones con los demás, tus reacciones y comportamientos automáticos.

Las técnicas que utilizamos son rápidas y muy efectivas. En pocas sesiones vas a notar sus múltiples beneficios.

Con estas técnicas logramos desactivar tus viejos patrones de comportamientos automáticos y aumentar tu autoestima y bienestar.

Terapia breve

Gracias a técnicas tan revolucionarias como el EMDR obtendrás increíbles resultados sin tener que explorar durante años en tu pasado.

Nuestro cuerpo, emoción y mente están profundamente conectados. Ser conscientes de ello y reparar nuestros patrones de conducta dañinos nos ayudará a evitar la somatización de enfermedades, a saber mantener una relación sana con nuestro entorno y a convertirnos en personas con una buena salud mental y emocional.

¿Sabías que las emociones afectan a tus genes?

Los trastornos emocionales constituyen un importante problema de salud pública. Muchos de los malestares que padecemos, aparentemente sólo físicos, tienen su origen en conflictos emocionales no resueltos. Algunos ejemplos son la hipertensión, síntomas gastrointestinales, sobrepeso,  dolores de cabeza, problemas en la piel, de sueño y un largo etcétera.

Tener un mundo emocional desajustado o tenerlo equilibrado y sano supone una gran diferencia.

Hoy en día existe una ciencia sólida y más que reconocida llamada epigenética. Aunque te resulte increíble, es un hecho que las emociones afectan tu genética. Por eso, poderte recuperar completamente, a través de la terapia, te beneficiará no sólo a ti sino también a tus descendientes.

La epigenética nos demuestra cómo los estados emocionales de las personas movilizan ciertas hormonas. Se denominan moléculas de la emoción, que interactúan con la membrana de la célula, tienen acceso al material genético y provocan que unos genes se queden dormidos y otros despierten.

El impacto de este proceso es decisivo ya que resulta muy beneficioso que cierto material genético se despierte, como el relacionado con neurotransmisores asociados a la inteligencia. Sin embargo, resulta completamente perjudicial que otros genes se despierten, como los oncogenes, que son los que están relacionados con las enfermedades.

Por eso ya no nos sirve la excusa de que “somos como somos” por culpa de nuestra genética. Esto ya no es así gracias a la epigenética, que evidencia que nos vamos construyendo genéticamente paso a paso.

La terapia es una experiencia reparadora que te cambia la vida

Al concluir el tratamiento consigues:

Herramientas para el futuro

Resultados duraderos

En el menor tiempo posible