Crisis de pareja ¿Qué podemos hacer?

“Nunca mares calmos hicieron buenos marineros”. A todos nos asusta darnos cuenta de que estamos ante una crisis de pareja. Con frecuencia una crisis llevará a una pareja a comenzar una terapia, incluso cuando ésta normalmente no hubiera considerado la posibilidad de tratamiento.

El proceso terapéutico permite el encuentro con un profesional que guía y facilita el diálogo entre los miembros de la pareja a fin de mejorar las dificultades de comunicación, brinda un espacio de encuentro y un contexto neutral para encontrar nuevas vías de solución y diálogo.

Cualquier persona puede beneficiarse de la terapia ya que ésta resulta un método muy eficaz de búsqueda de soluciones cuando se observa malestar e insatisfacción en la relación de pareja.

Cuando una pareja se ve en la necesidad de pedir ayuda profesional, generalmente su situación es crítica y las consecuencias psicológicas derivadas suelen ser graves.

La presencia y las intervenciones del terapeuta atenúan el tono y la discusión y facilitan el diálogo.

Acuden a terapia parejas con desavenencias o con problemas de comunicación mutuos o bien con fuertes conflictos y estrés en la relación, parejas que utilizan el reproche y el castigo como forma de interacción, y parejas que están a punto de la separación o el divorcio.

Acuden también parejas con, relativamente, pocos problemas, pero que desean desarrollar y mejorar su relación, tales parejas suelen encontrarse a menudo aburridas, ocultan sus sentimientos verdaderos o simplemente, se aguantan mutuamente.

La rutina, el cansancio, el estrés, la falta de tiempo para la relación, los problemas laborales y los externos a la relación, pueden provocar desencuentros que antes no existían, una erosión constante que primero se convierte en frialdad y que puede llegar hasta el punto de cuestionarse la continuidad de la relación.

Dificultades en la relación sexual: la expresión de lo sensual y sexual. La forma de amarse en una pareja constituye un elemento central de comunicación y encuentro. En muchas ocasiones esta falta de acoplamiento o de sintonía provoca un gran malestar en la relación. Las dificultades del día a día se trasladan al acto amoroso y se convierten en un fiel reflejo de que algo no está  marchando adecuadamente.

También es muy habitual encontrar parejas donde se han dado crecimientos distintos, y uno de ellos puede sentir que su pareja se ha quedado estancada, que no progresa, que le resulta difícil compartir proyectos de futuro.

EL cambio o estancamiento en algunas etapas del ciclo vital es otra fuente de conflicto. Como por ejemplo la llegada de los hijos que a menudo provoca un distanciamiento entre la pareja y una dificultad de acompasar ritmos y necesidades familiares e individuales.

Es muy frecuente también tener grandes discrepancias en el cuidado de los hijos, que en muchas ocasiones se manifiesta desautorizando e invalidándolo  al otro cónyuge en presencia de los hijos lo que provoca desde grandes desencuentros hasta la desestructuración de la familia.

El crecimiento de los hijos y su independencia, puede suponer también una situación de crisis. La función parental, que había sido su objetivo principal, es desplazada, y el reencuentro de los padres ahora sin los hijos en casa después de tantos años puede resultar complicado.

Otras situaciones de crisis pueden ser embarazos no deseados, perspectivas de ruptura, estancamiento emocional, infidelidad, drogodependencias, alcoholismo falta de confianza mutua, problemas de comunicación y convivencia…

Aunque las crisis de pareja nos asustan a todos, es esencial comprender que, las crisis son necesarias para el crecimiento y la reactualización de la pareja. Son la oportunidad que nos brinda cada relación de crecer personalmente y de hacer más profunda e imperecedera la relación.

Reconciliarse o separarse solamente pueden decidirlo los integrantes de la pareja, es algo que se da por sí solo como resultado del final de la crisis de pareja. A veces, lamentablemente, descubrimos que la relación ya no tiene significado ni sentido, y la respuesta adecuada es acabar la relación, renunciar al compromiso y  aprender a retirarse.

Es de vital importancia durante el proceso terapéutico ayudarles a que aprendan nuevas habilidades de comunicación ya que muchas personas tienen una gran dificultad en expresar claramente sus sentimientos. Pero sin ser claro y directo en nuestras comunicaciones, es fácil “dar por sentado las de su compañer@, al asumir que usted conoce los pensamientos y sentimientos de su pareja sin preguntarlos antes o sin escucharlos realmente. En el mejor de los casos, una falta de claridad lleva a una comunicación inefectiva: desgraciadamente, ésta también conduce al conflicto.

Los objetivos generales de nuestro enfoque terapéutico se centran en aumentar el reconocimiento, iniciación y expresión de gratitud en las interacciones placenteras, escuchar de forma empática y compasiva,  disminuyendo así las interacciones agresivas, adiestrar a la pareja para que se comunique de forma clara y exacta para que su interacción resulte efectiva, a expresar apropiadamente sus sentimientos y necesidades y enseñarles a utilizar estrategias para negociar la resolución de los problemas habituales y las insatisfacciones.

Por ello, y desde nuestro modelo de Psicoterapia en SOLTAR y SALTAR trabajamos sobre los aspectos psicológicos, pero también biológicos y de relación, que forman parte inseparable del malestar humano.

Entendemos como prioritario situar el foco terapéutico en mejorar la calidad de la relación entre los miembros de la pareja, con el fin de promover las transformaciones necesarias para disminuir su sufrimiento, tanto a nivel individual, como del vínculo entre ambos.

El amor es lo que nosotros hacemos y decimos para que otros quieran estar a nuestro lado, y lo que ellos hacen y dicen para que nosotros queramos estar cerca de ellos. ¡Ya que el amor y la felicidad derivan claramente de las interacciones persona-persona, sus ingredientes se pueden enseñar, practicar y aprender! De ahí la necesidad de acudir a terapia.

Desde SOLTAR y SALTAR  no podemos garantizar la satisfacción absoluta pero podemos expresar, sin vacilación, que hemos visto a muchas parejas tras concluir la terapia, alcanzar una relación más profunda y mucho más satisfactoria. ¡Usted y su pareja se merecen intentarlo!

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Contacto

¿A qué podría parecerse hacer terapia? Imagínatela como un viaje reparador...

Nuestra manera de entender el trabajo psicoterapéutico es ayudarte a resolver tu malestar para que puedas alcanzar lo antes posible el bienestar que necesitas, mejorando tu calidad de vida de forma duradera. Este es nuestro cometido, y la responsabilidad y compromiso que elegimos tener contigo.

Entendemos la psicoterapia como una experiencia transformadora capaz de cambiar la forma de verte a ti mismo y a los demás y de relacionarte con ellos.

Para que puedas entender mejor lo que para nosotros significa hacer un proceso terapéutico, nos gusta comparar nuestro proceso con un viaje que te lleva a vivir una experiencia emocional verdaderamente reparadora.

El primer paso de nuestro particular viaje es hacer una evaluación. No pretendemos encasillarte en un determinado cuadro patológico, sino organizar la información que nos proporcionas para poder establecer el foco adecuado y las metas terapéuticas. El segundo paso del viaje es diseñar una buena planificación, saber dónde vamos y cómo llegar sin rodeos a nuestro destino. El tercer paso es la intervención terapéutica.

Antes de embarcarnos en lo que es un viaje difícil o complejo, para sentirnos más seguros y con la menor tensión posible y conseguir llegar a nuestro verdadero destino, es conveniente planificar y preparar adecuadamente todo lo necesario para acometer con éxito nuestro viaje:

  • Sabemos dónde queremos ir y por qué necesitamos hacer el viaje.
  • Determinamos si el viaje es completamente realista, teniendo en cuenta el tiempo, la energía y los recursos que disponemos, así como el nivel de riesgo.
  • Disponemos de un buen mapa de carreteras: nuestro tratamiento terapéutico.
  • Hacemos un balance de los puntos fuertes y débiles (tanto de los nuestros como psicoterapeutas como de los tuyos como cliente). Identificamos los aspectos problemáticos y los recursos potenciales con los que contamos para apoyarnos en ellos durante el viaje.
  • El trabajo de un guía es, entre otras cosas, conocer a la perfección todo lo relativo al viaje. Por eso, como guías, tenemos conocimientos específicos sobre viajar (especialmente somos expertos en cómo movernos por territorios poco conocidos o peligrosos). Nuestra profesionalidad y credibilidad como guías de viaje está asegurada.
  • Nos preparamos para todas las sorpresas y posibles incidencias que nos pudiéramos encontrar por el camino: como controles de carretera, desvíos y peligros (sabiendo de antemano cómo responder a todos ellos).
  • Nos preocupamos de disponer de todo lo que emocionalmente hace falta para resultar unos buenos compañeros de viaje, sin juzgarte, ni criticarte ni aconsejarte: haciéndote sentir seguro, comprendido, tranquilo, confiado, estimulado y en todo momento apoyado para que puedas aprovechar y nutrirte del viaje lo máximo posible.
  • Establecemos el ritmo necesario que es el adecuado para este viaje concreto.
  • Es más probable que no nos perdamos y que el viaje tenga éxito cuando se va acompañado de un guía experto en el territorio. No obstante, en el supuesto caso de que nos perdiéramos, sabemos lo qué debemos hacer exactamente.
  • El guía (psicoterapeuta) desempeñará un rol activo para evitar la dispersión y para mantenerse dentro de los límites del foco terapéutico que nos asegurará la llegada a nuestro destino.
  • Sabemos cuándo hemos llegado al destino o cuándo hemos hecho un recorrido “suficiente” para ti (teniendo en cuenta tus deseos de hasta dónde quieres llegar exactamente, evitando hacer un viaje terapéutico largo y profundo si no es eso lo que verdaderamente deseas).
Algunos viajes suponen descubrir un nuevo mundo interno y externo

Al finalizar el viaje, a través de ese vínculo sagrado de confianza y seguridad que hemos creado entre nosotros, habrás aprendido a identificar, legitimar, regular y manejar tus emociones, pensamientos y conductas de una manera más sana y beneficiosa para ti y para tus relaciones.

Este tipo de viaje, con este guía en concreto, te habrá proporcionado una mirada interior, un verdadero autoconocimiento, te habrá provocado reflexión y facilitado el cambio y la transformación interior. Te habrás llevado valiosas experiencias, herramientas y nuevos recursos perdurables en el tiempo que te preparan para afrontar las situaciones complejas que puedan darse en cualquier otro reto que decidas acometer a partir de ahora, solo o en compañía de otros viajeros. Sin darte cuenta, tú mismo, te habrás convertido en un gran guía.

La buena psicoterapia, como los buenos viajes, te transforma por dentro y se nota por fuera

Puede ayudarte a despejar tus dudas sobre si la terapia es para ti o no, conocer cuáles son las problemáticas más frecuentes que trabajamos diariamente en la consulta.

En nuestras sesiones de terapia vas a encontrar solución a tus problemas:

  • Cuando tienes un problema y no puedes parar de darle vueltas en tu cabeza y está interfiriendo en tu vida cotidiana.
  • Cuando te cuesta expresar lo que sientes y sólo lo racional te hace sentirte cómodo.
  • Cuando te sientes desbordado por tus emociones.
  • Cuando evitas todo lo que puedes los conflictos y prefieres ceder tú ante los demás.
  • Cuando te sientes insatisfecho y tienes la sensación de que te falta algo esencial para ti.
  • Cuando sufres con tus relaciones ya sean familiares, laborales, amorosas, sociales.
  • Cuando no consigues controlar tus impulsos.
  • Cuando te sientes aislado, criticado o rechazado por los demás. Cuando te sientes víctima.
  • Cuando sientes que “tú no puedes” y recurres a “depender compulsivamente” de otros.
  • Cuando te sientes inseguro, cuando te exiges demasiado o cuando no te gusta cómo eres realmente y tu autoestima se ve mermada.
  • Cuando te sientes confuso y te cuesta muchísimo tomar decisiones.
  • Cuando quieres aprender a resolver mejor tus conflictos internos y externos.
  • Cuando te cuesta decir no y sientes temor a que los demás se enfaden o te rechacen.
  • Cuando deseas aprender habilidades para relacionarte mejor con los demás porque te cuesta crear, mantener, posicionarte o romper relaciones.
  • Cuando has estado deprimido, ansioso, inseguro, bloqueado o enojado desde hace tiempo y ya no quieres seguir así más tiempo.
  • Cuando tienes problemas laborales, te sientes desmotivado, incapaz o sufres acoso laboral
  • Cuando lamentablemente padeces una enfermedad que interfiere en tu bienestar.
  • Cuando no te sientes bien contigo mismo porque ocupa demasiado espacio en tu vida la tristeza, el estrés, la ansiedad, el miedo, la preocupación o la vergüenza.
  • Cuando tu pasado te atormenta y tu futuro te asusta y te impide disfrutar del presente.
  • Cuando has perdido la ilusión por la vida y te cuesta disfrutar de las cosas.
  • Cuando atraviesas problemas puntuales como la pérdida de un trabajo, la crianza o la partida de los hijos. Cuando te enfrentas a una pérdida por la muerte de un ser querido. Cuando te encuentras en una situación de crisis vital. Cuando deseas perder peso y no lo consigues por ti mismo. Cuando te sientes abrumado por un nuevo empleo. Cuando te agobian en exceso las responsabilidades…

¿Te identificas con alguna de esas situaciones? Si es así, ya NO tienes que afrontarlo tú solo.

Si te acompaña un sentimiento de malestar o insatisfacción prolongado y resta tu calidad de vida, es el momento de plantearte que la terapia es para ti.

No olvides que, como tú, todos nosotros nos hemos encontrado en un momento dado en una situación difícil en nuestra vida, y hemos necesitado recibir asesoramiento de un experto que nos ayudó a mitigar nuestro dolor, a recuperarnos y a conseguir lo que verdaderamente necesitábamos.

Da igual si eres hombre o mujer, no importa tu edad, ni a qué te dedicas en la vida, tampoco importa si tienes más o menos dinero ni más o menos estudios. La buena noticia es que cualquier persona puede beneficiarse de la terapia.

Como regla general, cuanto más tiempo duran los síntomas más se agravan los problemas y más cuesta erradicarlos. Cuanto más interfieran en tu vida diaria, más necesitarás recurrir a un tratamiento profesional.

La terapia te proporciona un gran alivio para tu malestar o sufrimiento.

Propone soluciones para todo aquello que te resulta inquietante, agotador, aterrador, espantoso…

Supone una transformación inimaginable.

¿Tienes dudas o temores ante hacer terapia?

En la actualidad, cada vez más personas van a terapia y la psicología está ya en boca de todos. Hacer terapia resulta algo de lo más natural. Afortunadamente ya no se asocia con tener problemas mentales, sino con reconocer que a veces carecemos de herramientas suficientes para afrontar situaciones difíciles que todos vivimos.

Las grandes personas como tú, también necesitan sentirse apoyadas
A la hora de iniciar una terapia, te pueden surgir dudas como estas:
  • ¿Tiene solución lo que a mí me pasa?
  • ¿Es terapia lo que yo necesito?
  • ¿Voy a perder mi tiempo y mi dinero?
  • ¿Me van a cambiar mi personalidad?
  • ¿Creerán que estoy peor de lo que estoy?
  • ¿Voy a descubrir cosas que no sé si quiero saber?
  • ¿Acertaré con el terapeuta?
  • ¿Qué pensará el terapeuta de mí?
  • ¿Se enterará alguien de lo que cuento o será totalmente confidencial?
  • ¿Y mi familia y amistades, qué les voy a decir?
  • ¿Pensarán que estoy peor porque voy a terapia?
  • ¿Me juzgarán?

Seguro que alguna de estas dudas o parecidas te surgen. Puedes resolverlas en nuestras preguntas frecuentes.

En ocasiones, hay algunas personas a las que acudir a la primera sesión de terapia les supone cierta vergüenza. Puedes creer que lo estás haciendo mal. Te puede entrar miedo o temor a ser juzgado. A que te consideren más débil o incluso loco…

Puedes cuestionarte si “otros son más capaces que tú”. Incluso puedes llegar a pensar que eres un “desastre” o que has “fallado” como madre, padre, hijo, amigo, esposo, profesional… por no haberlo podido solucionar por ti mismo.

De la misma forma que no sientes que has fallado cuando no puedes reparar por ti mismo el coche, hacer terapia tampoco significa que hayas fallado. ¡Nada más lejos de la realidad! Es justo lo contrario: Las personas más fuertes y valientes se forjan a base de enfrentar retos.

Es completamente lógico y normal que sientas nervios, y que al principio te cueste un poco, tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia. Nos pasa a todos.

Implica ponerte en manos de un desconocido y revelarle tus asuntos íntimos.

Es una experiencia totalmente nueva que te puede conectar con tu vulnerabilidad, con una sensación de vergüenza y cierta minusvalía, conectarte con tus miedos, carencias e inseguridades.

A todos nos asusta mirar dentro de nosotros mismos, por eso tendemos a minimizar la gravedad de nuestros problemas.

Tener el coraje de aceptar que necesitas ayuda es una señal de fortaleza y de inteligencia.

Involucrarte en una terapia demuestra que eres muchísimo más valiente, capaz y valioso de lo que tú crees aunque ahora no te sientas así. Y precisamente esto es una de las cosas que vas a poder averiguar y sentir en el proceso terapéutico.

Las personas que acudís a terapia sois mucho más valientes, nobles y responsables.

Eres valiente por decidirte a venir, por atreverte a revelar tus asuntos íntimos, a descubrir lo que verdaderamente te sucede, por aceptar tus limitaciones, por reconocer tus carencias, por invertir tu tiempo y dinero para conseguir aquello que necesitas, por querer crecer y evolucionar, por hacer frente a tus problemas, por responsabilizarte en buscar soluciones eficaces, por no “echar balones fuera”, engañarte o culpar a los demás de tu malestar.

Una excelente manera de abordar tus temores  es contarnos lo que te preocupa

Tener el arrojo de superar esa ansiedad inicial puede brindarte una sensación de alivio, coraje y optimismo.

Pedir ayuda es el primer paso en el proceso para que puedas sentirte mejor.

Vale la pena porque cualquier persona puede beneficiarse de un proceso terapéutico. Si en algún momento tu calidad de vida no es la que deseas, no cabe duda de que la psicoterapia puede ayudarte enormemente.