“Las emociones son cruciales para motivar el comportamiento. Las personas generalmente hacen lo que les apetece hacer, en lugar de lo que dicta la razón o la lógica. De ello se deduce que, para lograr un cambio de comportamiento, las personas necesitan cambiar las emociones que lo motivan. La emoción también influye en el pensamiento. Por eso, para ayudarlas a cambiar lo que piensan, los terapeutas deben primero ayudarlas a cambiar lo que sienten”. Leslie Greenberg.
En la actualidad, la nueva normalidad provocada por la pandemia mundial de la COVID-19 está poniendo de manifiesto más que nunca la necesidad que tenemos de adquirir competencias de autorregulación y gestión emocional, cognitiva y social que nos permitan adaptarnos con éxito a entornos en constante cambio e incertidumbre. Se requiere resiliencia, flexibilidad y agudeza para percibir y gestionar las transformaciones que nos demanda la situación actual. Son habilidades y capacidades que mejoran significativamente con el desarrollo de la inteligencia emocional, habilidades y capacidades que muchas veces no podemos desarrollar por nosotros mismos.
Es aquí cuando acudir a terapia se hace imprescindible para aquellas personas que necesitáis aumentar vuestra capacidad de adaptación y salir de ese estado de ansiedad, estrés, angustia o desbordamiento emocional que estáis viviendo. Durante todo el proceso terapéutico prestamos especial atención al mundo emocional, muy a menudo negado o deformado por ser considerado inadecuado, peligroso o simplemente por no saber qué hacer con él.
Nuestra labor como profesionales de la salud mental consiste en ofrecer a la sociedad recursos necesarios para un adecuado desarrollo personal y un mejor conocimiento de uno mismo, para mejorar las relaciones sociales, el rendimiento académico y laboral, para adquirir hábitos de conducta saludables, potenciar la creatividad y optimizar la toma de decisiones para una vida con mayor equilibrio y bienestar. Y, por supuesto, para mejorar las relaciones de pareja que han sufrido un considerable desgaste durante toda la pandemia en un ambiente de confianza, seguridad y calidez. En definitiva, recursos indispensables para el desarrollo de vuestra inteligencia emocional.
¿Qué es la emoción?
La emoción es un fenómeno cerebral muy diferente del pensamiento. Posee su propia base neuroquímica y fisiológica. Es el idioma particular a través del cual habla el cerebro. El cerebro emocional es responsable fundamentalmente de las respuestas emocionales básicas. Gobierna muchos de los procesos fisiológicos del cuerpo y por tanto influye sobre la salud física, el sistema inmune y la mayoría de los principales órganos de nuestro cuerpo.
Emocional es aquello perteneciente o relativo a la emoción, un fenómeno psico-fisiológico que supone una adaptación a los cambios registrados de las demandas ambientales. Lo emocional también es lo emotivo, sensible a las emociones.
Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución.
¿Qué es la Inteligencia Emocional?
El concepto de inteligencia emocional fue popularizado por el psicólogo estadounidense Daniel Goleman y hace referencia a la capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos. La persona, por lo tanto, es inteligente, hábil para el manejo de los sentimientos. La Inteligencia Emocional está íntimamente relacionada con el equilibrio emocional.
Para Goleman, la inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas: descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una motivación propia y gestionar las relaciones personales.
Necesitamos desarrollar estas habilidades que puedes utilizar sobre ti mismo (competencia personal) o sobre los demás (competencia social).
Percibir tus emociones: significa poder reconocer de forma consciente tus emociones (consciencia emocional) e identificar qué sientes y ser capaz de ponerle una etiqueta verbal.
Comprender tus emociones: significa integrar lo que sientes dentro de tu pensamiento y saber considerar la complejidad de tus cambios emocionales. Las emociones nos dominan: el legado genético que hemos heredado determina nuestras reacciones ante situaciones concretas. Son las emociones innatas.
Regular tus emociones: significa dirigir y manejar tus emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz.
La Inteligencia Emocional tiene un papel fundamental tanto en tu manera de socializar con los demás como en las estrategias de adaptación al medio que utilizas. Te ayuda a entender de qué manera puedes influir tanto sobre tus emociones como en la interpretación de los estados emocionales de los demás.