El enfoque de la Gestalt resulta novedoso y único por la manera en que se usan y organizan conceptos como el darse cuenta, el aquí y ahora, hablar en primera persona, la homeostasis, etc.
El foco del proceso terapéutico gira en torno a lo que la persona hace, cómo lo hace y para qué lo hace, solo así podrá producir cambios en su vida. Para cambiar una conducta es imprescindible tomar plena consciencia de cuál es la función que cumple en la vida de la persona.
En la Terapia Gestalt se antepone el proceso al contenido, el “cómo” al “por qué”; la espontaneidad al control; la vivencia o experiencia a la evitación; el sentir a la racionalización; la comprensión global de los procesos a la separación de los opuestos… Frecuentemente se trabaja con el cuerpo. Se trata de que la persona sienta, piense y actúe de una forma integrada y lo más armoniosa posible.
El criterio de éxito terapéutico no es la aceptación social, ni la cantidad de relaciones interpersonales, sino el aumento de la capacidad del paciente de poder darse cuenta y de tener un funcionamiento más eficiente.
En la Gestalt el terapeuta se considera un instrumento emocional, corporal, intelectual que transmite una determinada actitud vital en vez de practicar únicamente una técnica útil contra la neurosis. Un terapeuta gestáltico te enseña a aprender, no interpreta, ni condiciona, ni especula.
Te acompaña en tu proceso de autodescubrimiento. Te guía para que te enfoques en lo que te está sucediendo, estás pensando y sintiendo en el momento presente. Es activo, atiende a la conducta, al aquí y ahora en lugar del allá y entonces. Te enseña a observarte y a experimentar tus conductas prestando conciencia de las mismas, en lugar de decirte lo que ve de ti. Apoya lo sano y frustra las conductas neuróticas.
Como paciente vienes a «confrontar tu neurosis«, por eso has de ser esencialmente activo y responsable. Descubres qué acciones realmente cubren tu necesidad y cuáles están más orientadas a satisfacer a tus deberías, cumplir con los mandatos de tu familia de origen, o las exigencias culturales, sociales, etc. Para que puedas satisfacer tus necesidades y pasar a otro asunto, tienes que ser capaz no sólo de sentir lo que necesitas sino de saber cómo tienes que interactuar contigo mismo y con el medio ambiente para conseguirlo.