La Psicoterapia Breve NO es para nada una mera versión abreviada de las terapias a largo plazo.
Es una modalidad de tratamiento única que requiere una formación especializada en sus propias teorías y técnicas para poder aplicarla correctamente y obtener excelentes resultados.
La terapia Breve es más eficaz y ofrece mejores resultados en menos tiempo.
La Psicoterapia Breve Integradora es hoy en día uno de los modelos más eficientes para el abordaje de los problemas psíquicos y adaptativos. Fue creada y desarrollada en el Mental Research Institute de Palo Alto, en California y ha supuesto uno de los hallazgos más radicales que las Neurociencias y la Psicología han sufrido recientemente.
Con la Psicoterapia Breve obtienes mejores resultados que con otras terapias más tradicionales.
Utilizamos la tecnología punta más avanzada, incorporando en todas nuestras intervenciones terapéuticas los últimos avances científicos que logran reducir el tiempo de duración del tratamiento de forma significativa.
Nuestra manera de entender el trabajo psicoterapéutico va más allá de eliminar los síntomas que te provocan malestar. Nuestra finalidad es ayudarte a mejorar tu calidad de vida de forma duradera.
Para que la terapia sea realmente eficaz y duradera,
tiene que estar BIEN hecha
Para lograr una psicoterapia de calidad, basamos nuestra metodología en 3 pilares fundamentales:
La psicoterapia para que esté bien hecha y sea efectiva
tiene que provocar experiencias emocionales reparadoras
Entendemos la psicoterapia, desde nuestra manera peculiar de hacer terapia, como un proceso transformador de reeducación psicológica, una experiencia emocional reparadora.
Somos artesanos expertos en crear un vínculo seguro y afectuoso, una alianza sagrada, de absoluta confianza que provoca verdaderas experiencias emocionales reparadoras para ti.
Es la tarea inicial más ardua y compleja a la que tenemos que enfrentarnos.
Lo cierto es que NO todos los profesionales somos capaces de lograr vínculos seguros, sólidos y afectuosos con los pacientes.
La psicoterapia es un oficio desafiante que requiere tener esta habilidad innata y especial, ese don único que no se puede aprender en una universidad. Por fortuna, este don mágico es mi valor diferencial. Me distingue de otros profesionales, excelentes teóricos, que no consiguen crear ese vínculo reparador y especial, que tratan enfermedades en lugar de personas.
Es precisamente esa conexión terapéutica la que te hace sentirte compenetrado con tu terapeuta. Te aporta la seguridad y confianza necesarias para que puedas expresar y afrontar tus conflictos internos, miedos y emociones vulnerables sin temor alguno a sentirte juzgado, aconsejado, rechazado…
Este vínculo sagrado de auténtica confianza y conexión emocional que nos esforzamos en crear, cuidar y mimar logra nutrirte de tal manera, que tiene el poder transformador de cambiar profundamente la forma de verte a ti mismo y de relacionarte con los demás.
Las experiencias de cuidado y afecto incondicional que te proporciona una psicoterapia bien hecha corrigen y reparan profundamente la estructura del yo. Por eso se dice que la Psicoterapia no cura, curan los psicoterapeutas.
Es un arte el hacer posible la conexión profunda y duradera con otro ser humano.
Desde la Teoría del Apego y del Trauma, logramos construir este vínculo reparador. Nos basamos en una relación de apego seguro, similar a la que todo niño debería haber tenido que disfrutar con sus padres o, en su defecto, con sus cuidadores principales.
Los modelos de apego inconscientes que adoptamos en nuestros primeros vínculos en la infancia se reflejan en la adultez no sólo en nuestra manera de relacionarnos con los demás sino en nuestra forma de pensar y sentir, en nuestros hábitos y conductas.
Rigurosos estudios científicos revelan que aproximadamente la mitad de la población mundial ha vivido un apego inseguro en su historia familiar. Por eso, es absolutamente imprescindible que reparemos los traumas de relación temprana, estas heridas de apego inseguro que arrastramos desde la infancia, que son las responsables de casi todos los conflictos que tenemos de adultos, especialmente de los problemas de pareja.
La alianza segura, sólida y afectuosa que creamos contigo en terapia, te permitirá desmontar los patrones de apego inseguro del pasado y construir otros nuevos modelos de regulación afectiva para el presente. Arriesgarte a explorar y probar nuevas formas de experimentarte y de relacionarte con los demás.
Parte del proceso reparador implica aprender a comprender, aceptar, integrar tu biografía. A traducir de nuevo tu mundo emocional, legitimarlo, validarlo, reajustarlo. A construir una nueva narrativa consciente, integradora, completa, coherente de tus vivencias pasadas y presentes. Poder abordar todo esto en la terapia repara siempre a todas las personas.
Son experiencias que aprendes a interiorizar como “base segura“, que afectarán directamente a tu cerebro, logrando reparar heridas de apego, traumas, inseguridades, baja autoestima, tu miedo a enfrentarte a los conflictos… restableciendo tu equilibrio y transformando radicalmente tus respuestas, conductas y relaciones.
La terapia supone un entrenamiento indispensable para que puedas aprender a construir y gestionar relaciones más sanas, auténticas y duraderas.
En la terapia te expones de nuevo, bajo circunstancias más favorables, a situaciones emocionales que no pudiste resolver en el pasado. Atendemos la necesidad que fue dañada o evitada. Te proveemos de auténtica conexión y nutrición emocional. Subsanamos tus carencias afectivas fijando parámetros de base segura tales como:
Recientes investigaciones neurocientíficas demuestran que una psicoterapia bien hecha logra:
Para que la recuperación sea completa y duradera
es necesario desactivar los patrones de conducta automáticos y dañinos.
Para que aparezcan problemas de conducta como agresividad, cambios drásticos de humor, descontrol emocional, etc., no hace falta que se produzca una catástrofe en el cerebro. Basta con un ligero desajuste neuronal, un desequilibrio entre neurotransmisores, (moléculas que permiten el intercambio de información entre neuronas).
¿Es posible provocar plasticidad y facilitar el aprendizaje de nuevos patrones de conducta y otras funciones cerebrales? La respuesta de la ciencia es sí. Ahora tenemos claro que el cerebro es plástico y que cambia en respuesta a la estimulación.
Sabemos que los patrones mentales y de conducta se pueden cambiar gracias a los últimos descubrimientos en neuroplasticidad cerebral, cuya función según los investigadores en neurociencias es la de impulsar al sistema nervioso a realizar cambios en nuestras disposiciones mentales como consecuencia de acciones constantes, por lo que su tejido se puede adaptar y reorganizar.
La neuroplasticidad, también conocida como plasticidad cerebral, es un proceso de aprendizaje neurobiológico. Consiste en la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse, reestructurarse y adaptarse a nuevas situaciones. Podemos potenciar las sinapsis neuronales mediante el aprendizaje de una forma segura y eficaz.
No se trata de reparar lesiones puramente cerebrales ni pérdidas de capacidad física como hacen los cirujanos en un hospital con los infartos, derrames, o tumores cerebrales.
Se trata de provocar cambios en el cerebro, para crear nuevos patrones mentales y de conducta que te permitan recuperarte cuando sufres desajustes emocionales, ansiedad, fobias, baja autoestima, traumas, estrés, inseguridades, necesidad de controlar…
Modificar patrones de pensamiento y de conducta es una de las actividades habituales que desarrollamos en terapia para poder mejorar tu bienestar emocional.
Es necesario hacer una buena psicoterapia para poder repararlos.
El sistema de procesamiento de información del cerebro puede estar desajustado o bloquearse, por ejemplo por el impacto de un suceso perturbador. Por eso muchas personas necesitan un profundo reajuste para poder reparar los patrones distorsionados que causan reacciones emocionales desproporcionadas. Recuperarte requiere obligatoriamente eliminar estos bloqueos.
La estimulación cerebral se lleva a cabo sin que percibas físicamente ningún dolor o molestia, ni cambio alguno externamente. La técnica no es nada invasiva.
La transformación se produce sólo a nivel interno. Tú lo único que notas es cómo cambia a mejor tu manera de afrontar y responder a los conflictos, las relaciones con los demás, tus reacciones y comportamientos automáticos.
Nuestro cuerpo, emoción y mente están profundamente conectados. Ser conscientes de ello y reparar nuestros patrones de conducta dañinos nos ayudará a evitar la somatización de enfermedades, a saber mantener una relación sana con nuestro entorno y a convertirnos en personas con una buena salud mental y emocional.
La epigenética nos demuestra cómo los estados emocionales de las personas movilizan ciertas hormonas. Se denominan moléculas de la emoción, que interactúan con la membrana de la célula, tienen acceso al material genético y provocan que unos genes se queden dormidos y otros despierten.
El impacto de este proceso es decisivo ya que resulta muy beneficioso que cierto material genético se despierte, como el relacionado con neurotransmisores asociados a la inteligencia. Sin embargo, resulta completamente perjudicial que otros genes se despierten, como los oncogenes, que son los que están relacionados con las enfermedades.
Por eso ya no nos sirve la excusa de que “somos como somos” por culpa de nuestra genética. Esto ya no es así gracias a la epigenética, que evidencia que nos vamos construyendo genéticamente paso a paso.
Basamos nuestro trabajo terapéutico en hacer un diagnóstico certero, preciso y personalizado. Ponemos el foco en objetivos concretos y planificamos con detalle los pasos a dar en el tratamiento. Primero hacemos terapia de contención para aliviar tu malestar. En un segundo paso, hacemos terapia de conflicto para abordar de lleno el origen de tu sintomatología y prevenir así recaídas futuras.
Utilizamos métodos innovadores de curación, mucho más eficaces que los tradicionales, donde integramos la estimulación de los tres cerebros. Todo ello supone un recorrido complejo aunque indispensable para lograr una psicoterapia bien hecha y que mejore realmente tu calidad de vida de forma duradera.
En los últimos años, ha nacido una nueva y revolucionaria medicina de las emociones.
Así es, está demostrado científicamente en psicoterapia que es mucho más eficaz utilizar métodos que pasan por el cerebro reptiliano, y tienen una influencia directa sobre el cerebro límbico o emocional, que usar exclusivamente el enfoque del lenguaje y la razón (cerebro neocórtex o racional) a los que el cerebro emocional es tan poco permeable.
La psicoterapia tradicional utiliza métodos de curación por el diálogo: integración a través de la re-narración, de la estimulación del hemisferio izquierdo, el cerebro racional. Aplica procesamiento exclusivamente desde arriba, desde el córtex racional, a través de la palabra.
Afortunadamente, hoy en día existe una nueva forma de hacer psicoterapia más eficaz que utiliza métodos de curación dirigidos directamente al cerebro emocional.
Producen sus efectos a través del cuerpo (cerebro reptiliano) y de las emociones (cerebro límbico).
Prescinden de utilizar el lenguaje (el diálogo a través de la palabra) como único método principal.
La integración terapéutica se realiza a través de la estimulación de ambos hemisferios cerebrales (racional y emocional). Estos métodos aplican procesamiento de abajo arriba.
El cerebro emocional cuenta con una arquitectura diferente, con propiedades bioquímicas distintas a las del neocórtex o cerebro racional (sede del lenguaje y del pensamiento).
La clave está en que el cerebro emocional funciona con independencia del cerebro racional.
El cerebro límbico es el que controla todo lo que rige el bienestar psicológico y una gran parte de la fisiología del cuerpo: corazón, tensión arterial, hormonas, sistema digestivo e incluso el inmunitario.
Los desórdenes emocionales son consecuencia de disfunciones del cerebro emocional. Por ello, es necesario reprogramar el cerebro emocional utilizando métodos que influyan directamente sobre este cerebro.
Sabemos de tratamientos psicológicos y emocionales. Sabemos de personas.
Para nosotros la psicoterapia es un viaje, absolutamente reparador.
Nuestro tratamiento terapéutico es como un mapa de carreteras. Una herramienta indispensable. Te muestra los posibles recorridos que puedes seguir y dónde te lleva cada uno de ellos, así como otros elementos que te pueden resultar muy útiles en el transcurso de tu viaje. Te facilita ubicarte en todo momento y poder llegar contento y satisfecho a tu destino. A ese lugar donde realmente quieres ir. Sin tener que tomar un camino equivocado. Sin tener que perder tiempo dando vueltas innecesarias. Sin sentirte confuso, temeroso o desorientado sino seguro y confiado porque sabes exactamente dónde vas y cómo llegar sin rodeos.
Y es que en terapia, como en la vida misma, perder el foco es fácil.
Es indudable que existen enfoques equivocados y acertados.
Imagínate en tu ciudad dando vueltas perdido con el coche sin haber planificado previamente dónde vas, o sin saber cómo llegar a tu destino… ¡Socorro! ¡Qué agobio!, ¿Verdad?
Pues eso mismo es lo que te puede ocurrir en terapia cuando no hay objetivos definidos, ni evaluación, ni psicodiagnóstico, ni un foco acertado, ni cambia tu arquitectura cerebral, ni vives una experiencia emocional profundamente reparadora…
Sin una visión clara de hacia dónde te diriges, es difícil comprometerte a ejecutar los cambios necesarios para que puedas lograr lo que necesitas.
Por eso ocurre en bastantes ocasiones, por mucho que nos pese a los terapeutas, que la persona abandona la terapia cuando siente que no avanza.
Pensamos que llevar a cabo una evaluación psicológica al iniciar el tratamiento, es absolutamente imprescindible dentro del proceso psicoterapéutico, para poder planificar el tratamiento más adecuado para ti. Realizamos una exploración inicial estructurada para reunir la información relevante sobre tus conductas problemáticas, tu desarrollo y circunstancias vividas, así como la repercusión negativa que esto tuviera en tu persona y en los que te rodean. Esta evaluación nos sirve para realizar un dictamen de tu salud general, de tu funcionamiento psicosocial y de si existen trastornos psicológicos.
Necesitamos “ver” al ser humano que tenemos enfrente, en toda su dimensión, con la honda profundidad que requiere el encuentro entre terapeuta y paciente. Es la base del cambio que perseguimos con nuestra forma de hacer psicoterapia. Creemos firmemente que no se debería planificar, ni realizar ninguna acción terapéutica, sin antes haber medido las condiciones iniciales de la situación en la que vamos a intervenir.
Con los datos recabados durante la evaluación, hacemos un diagnóstico preciso y luego proponemos el tratamiento más conveniente para ti, atendiendo a tus necesidades individuales.
Si pretendemos hacer una psicoterapia de calidad, el psicodiagnóstico supone un recorrido complejo aunque inevitable. De esta forma, el tratamiento terapéutico estará centrado en un diagnóstico certero, preciso y personalizado.
El psicodiagnóstico aporta seguridad al terapeuta y confianza al paciente, por ello es realmente muy beneficioso para ambos. Además nos permite orientar tu tratamiento de forma individualizada.
Cuando enfermas en el plano físico alivias la fiebre (el síntoma) con paracetamol, no cabe duda de que te encuentras mucho mejor, pero no curas la infección que te ha provocado la fiebre. Necesitas un antibiótico para erradicar la infección.
En el plano psicológico, nuestra forma de hacer psicoterapia utiliza una fórmula similar: Primero abordamos el síntoma (la fiebre), haciendo lo que llamamos terapia de contención, para lograr restablecer tu equilibrio y poder así profundizar en el origen del verdadero problema, en lo que te ha provocado ese síntoma (la infección). Sólo haciendo terapia de contención no podemos erradicar definitivamente tu auténtica problemática (la infección), de la misma manera que con un analgésico no podríamos curar una infección.
Denominamos conflicto nuclear al conflicto inconsciente no resuelto que provoca tus síntomas al ser reactivado por el factor desencadenante. El conflicto nuclear se origina al comienzo de tu vida, durante los periodos cruciales de tu desarrollo (normalmente infancia y adolescencia), permaneciendo latente y reprimido.
Una vez que juntos hemos logrado aliviar o suprimir el síntoma que te aflige, razón por la que acudes a consulta, abordamos tu conflicto nuclear haciendo lo que llamamos terapia de conflicto. Este será nuestro foco terapéutico. La terapia de conflicto es el antibiótico que te permite mejorar significativamente tu situación vital y que estas mejorías perduren en el tiempo.
Fijar objetivos específicos genera entusiasmo y eficacia, es decir, la conciencia de que vas a ser capaz de alcanzarlos. ¿Por qué es tan importante definirlos bien? Porque sin objetivos claros, podemos sentirnos desmotivados y perdernos en el camino sin saber a dónde dirigirnos. Existen fuertes vínculos entre motivación y objetivos. Éstos nos impulsan hacia la acción afinando nuestro enfoque, en lo que es importante para nosotros
Cuando sabes a qué apuntas, trabajas más duro, especialmente si sientes una profunda conexión con tus objetivos. Esto te conduce a sentir que puedes alcanzar tus sueños. A medida que te ves triunfando, tu confianza aumenta, al igual que tú disposición a comprometerte con nuevos desafíos. El éxito genera más éxito. Con el tiempo, este ciclo se transforma en un aprendizaje consolidado que te conduce a niveles cada vez mayores de logro y satisfacción.
En el proceso terapéutico, fijamos objetivos explícitos en base a esos síntomas desagradables que experimentas de los que nos hablas con preocupación en terapia. Con ellos desarrollaremos nuevas estrategias que te permitan afrontar tus verdaderos problemas y encontrar soluciones adaptativas y eficaces para tu vida.
Los objetivos los consensuamos previamente contigo porque cada persona pone sus propios límites, decide libremente hasta dónde quiere trabajar. Con un paciente podremos llegar hasta Toledo y será más que suficiente para él, con otro podremos ir hasta Alemania y con otro llegar incluso a Moscú porque querrá abordar de lleno en su conflicto nuclear.
Nuestra manera de entender el trabajo psicoterapéutico es ayudarte a resolver tu malestar para que puedas alcanzar lo antes posible el bienestar que necesitas, mejorando tu calidad de vida de forma duradera. Este es nuestro cometido, y la responsabilidad y compromiso que elegimos tener contigo.
Entendemos la psicoterapia como una experiencia transformadora capaz de cambiar la forma de verte a ti mismo y a los demás y de relacionarte con ellos.
Para que puedas entender mejor lo que para nosotros significa hacer un proceso terapéutico, nos gusta comparar nuestro proceso con un viaje que te lleva a vivir una experiencia emocional verdaderamente reparadora.
El primer paso de nuestro particular viaje es hacer una evaluación. No pretendemos encasillarte en un determinado cuadro patológico, sino organizar la información que nos proporcionas para poder establecer el foco adecuado y las metas terapéuticas. El segundo paso del viaje es diseñar una buena planificación, saber dónde vamos y cómo llegar sin rodeos a nuestro destino. El tercer paso es la intervención terapéutica.
Antes de embarcarnos en lo que es un viaje difícil o complejo, para sentirnos más seguros y con la menor tensión posible y conseguir llegar a nuestro verdadero destino, es conveniente planificar y preparar adecuadamente todo lo necesario para acometer con éxito nuestro viaje:
Al finalizar el viaje, a través de ese vínculo sagrado de confianza y seguridad que hemos creado entre nosotros, habrás aprendido a identificar, legitimar, regular y manejar tus emociones, pensamientos y conductas de una manera más sana y beneficiosa para ti y para tus relaciones.
Este tipo de viaje, con este guía en concreto, te habrá proporcionado una mirada interior, un verdadero autoconocimiento, te habrá provocado reflexión y facilitado el cambio y la transformación interior. Te habrás llevado valiosas experiencias, herramientas y nuevos recursos perdurables en el tiempo que te preparan para afrontar las situaciones complejas que puedan darse en cualquier otro reto que decidas acometer a partir de ahora, solo o en compañía de otros viajeros. Sin darte cuenta, tú mismo, te habrás convertido en un gran guía.
Puede ayudarte a despejar tus dudas sobre si la terapia es para ti o no, conocer cuáles son las problemáticas más frecuentes que trabajamos diariamente en la consulta.
En nuestras sesiones de terapia vas a encontrar solución a tus problemas:
¿Te identificas con alguna de esas situaciones? Si es así, ya NO tienes que afrontarlo tú solo.
No olvides que, como tú, todos nosotros nos hemos encontrado en un momento dado en una situación difícil en nuestra vida, y hemos necesitado recibir asesoramiento de un experto que nos ayudó a mitigar nuestro dolor, a recuperarnos y a conseguir lo que verdaderamente necesitábamos.
Da igual si eres hombre o mujer, no importa tu edad, ni a qué te dedicas en la vida, tampoco importa si tienes más o menos dinero ni más o menos estudios. La buena noticia es que cualquier persona puede beneficiarse de la terapia.
Como regla general, cuanto más tiempo duran los síntomas más se agravan los problemas y más cuesta erradicarlos. Cuanto más interfieran en tu vida diaria, más necesitarás recurrir a un tratamiento profesional.
En la actualidad, cada vez más personas van a terapia y la psicología está ya en boca de todos. Hacer terapia resulta algo de lo más natural. Afortunadamente ya no se asocia con tener problemas mentales, sino con reconocer que a veces carecemos de herramientas suficientes para afrontar situaciones difíciles que todos vivimos.
Seguro que alguna de estas dudas o parecidas te surgen. Puedes resolverlas en nuestras preguntas frecuentes.
En ocasiones, hay algunas personas a las que acudir a la primera sesión de terapia les supone cierta vergüenza. Puedes creer que lo estás haciendo mal. Te puede entrar miedo o temor a ser juzgado. A que te consideren más débil o incluso loco…
Puedes cuestionarte si “otros son más capaces que tú”. Incluso puedes llegar a pensar que eres un “desastre” o que has “fallado” como madre, padre, hijo, amigo, esposo, profesional… por no haberlo podido solucionar por ti mismo.
De la misma forma que no sientes que has fallado cuando no puedes reparar por ti mismo el coche, hacer terapia tampoco significa que hayas fallado. ¡Nada más lejos de la realidad! Es justo lo contrario: Las personas más fuertes y valientes se forjan a base de enfrentar retos.
Es completamente lógico y normal que sientas nervios, y que al principio te cueste un poco, tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia. Nos pasa a todos.
Implica ponerte en manos de un desconocido y revelarle tus asuntos íntimos.
Tener el coraje de aceptar que necesitas ayuda es una señal de fortaleza y de inteligencia.
Involucrarte en una terapia demuestra que eres muchísimo más valiente, capaz y valioso de lo que tú crees aunque ahora no te sientas así. Y precisamente esto es una de las cosas que vas a poder averiguar y sentir en el proceso terapéutico.
Eres valiente por decidirte a venir, por atreverte a revelar tus asuntos íntimos, a descubrir lo que verdaderamente te sucede, por aceptar tus limitaciones, por reconocer tus carencias, por invertir tu tiempo y dinero para conseguir aquello que necesitas, por querer crecer y evolucionar, por hacer frente a tus problemas, por responsabilizarte en buscar soluciones eficaces, por no “echar balones fuera”, engañarte o culpar a los demás de tu malestar.
Una excelente manera de abordar tus temores es contarnos lo que te preocupa
Tener el arrojo de superar esa ansiedad inicial puede brindarte una sensación de alivio, coraje y optimismo.
Pedir ayuda es el primer paso en el proceso para que puedas sentirte mejor.
Vale la pena porque cualquier persona puede beneficiarse de un proceso terapéutico. Si en algún momento tu calidad de vida no es la que deseas, no cabe duda de que la psicoterapia puede ayudarte enormemente.